La crisis política griega

El gobierno derechista de Costas Karanmalis (Nueva Democracia) fue herido de muerte por la rebelión popular que sacudió a Grecia en diciembre. Sin embargo no ha caído, aunque con la renuncia del ministro de Finanzas, el reloj está en marcha. Los gobiernos de la Unión Europea -y también los partidos de la oposición patronal griega- lo sostienen para no crear un antecedente extremadamente “peligroso” para todos ellos, en el marco de la crisis mundial.
De todos modos, el gobierno de Karanmalis está terminado. En el curso del año, anticipan todos los observadores, habrá elecciones anticipadas.

El socialdemócrata Pasok va al frente en las encuestas de intención de voto; sin embargo, no recibiría el respaldo suficiente para gobernar solo y se vería obligado a formar una coalición. El principal candidato es Syriza, una alianza conformada por ex ‘eurocomunistas’ y distintos grupos de izquierda. Syriza marcha tercero en las encuestas y ha tenido un gran crecimiento en los últimos meses. Fue el único, entre los partidos con representación parlamentaria, que se ligó a la pueblada.

Aunque Alexis Tsipras, su principal dirigente, anunció que Syriza no integraría un gobierno de coalición con el Pasok, pocos le creen; en el movimiento sindical y en los gobiernos municipales desarrolla una política abiertamente pro-Pasok.

La negativa de Tsipras a sumarse a un gobierno con el Pasok podría ser, por lo tanto, nada más que momentánea. Ocurre que el 7 de junio están previstas las elecciones europeas y un cogobierno con Pasok podría hacerle perder votos y hasta pondría en contradicción su independencia política.

La tentativa de explotar la rebelión popular en las elecciones para el impotente parlamento europeo, y la pretensión de querer convertir sus eventuales resultados en un mandato para co-gobernar con Pasok, pone en evidencia el carácter contrarrevolucionario del centroizquierdismo griego.

La negativa -o mejor dicho, la indefinición- de Syriza dice mucho acerca de la situación griega: las chances electorales de un partido crecen cuanto más se aleja de Nueva Democracia y de Pasok, los dos grandes partidos que han co-gobernado el país en las últimas décadas.
Pero dice mucho más acerca del carácter manipulador y electoralista -es decir, enteramente burgués- de la coalición que se presenta como la representación de la izquierda griega y de la rebelión popular.

Miguel Briante