Políticas

12/6/2022

La semana

La crisis se acelera, la respuesta obrera también

Panorama político de la semana.

editor de Prensa Obrera.

Fede Imas, Ojo Obrero Fotografía

La semana que pasó se caracterizó sin duda por una aceleración de todos los frentes de crisis: comenzó con la remoción del ministro Matías Kulfas y terminó con una corrida al dólar; tuvo el lanzamiento unilateral de Patricia Bullrich como candidata presidencia por un ala del PRO (azuzando la disputa en Juntos por el Cambio) y cerró con el fiasco de Milei con su raquítico acto en El Porvenir; y también nuevas medidas de la tenaz lucha del Sutna e incluso al Frente de Lucha Piquetero reclamando un paro nacional a la CGT en su propia sede y ante toda la opinión pública, para protagonizar al día siguiente una nueva movilización masiva.

La recepción a las organizaciones piqueteras combativas por parte de la conducción de la central obrera expuso a la burocracia sindical, ante todos pero en especial ante la propia base de los sindicatos, a responder al planteo de la necesidad de emprender un plan de lucha en defensa del salario y por trabajo. Lo mismo vale para la CTA Autónoma, que apenas pide una nueva convocatoria al Consejo del Salario, un órgano meramente consultivo al que incluso en la última ocasión se rehusaron a movilizar como lo hicieron los piqueteros; y se excusaron también en que vienen de una jornada contra los formadores de precios, lo que no es más que una absolución al gobierno por su responsabilidad en la inflación y un abandono a centrarse en la pelea por incrementos salariales.

La multitudinaria acción realizada al día siguiente por la Unidad Piquetera hacia Desarrollo Social respaldó con hechos la orientación que fue llevada a las direcciones sindicales y prepara la continuidad con un nuevo plenario nacional para el 13 de junio, único camino posible cuando se mantienen cerrados los programas sociales y apenas el 0,67% de los beneficiarios pudo acceder a un empleo. Esa misma tarde se desarrolló un nuevo paro total con movilizaciones de los trabajadores del neumático, en su pulseada con las patronales que embolsan ganancias extraordinarias pero se mantienen intransigentes al reclamo por una mejora salarial. Las asambleas fabriles en que el Sutna basa su plan de lucha son un contraste mortal con las entregas de la burocracia de espaldas a la base obrera.

Esa misma jornada se dio una destacable confluencia en las calles de La Rioja. Ahí la Unidad Piquetera coincidió con una importante marcha que agrupó a la docencia en huelga, trabajadores de la salud y municipales contra el ajuste salarial del gobierno de Ricardo Quintela, quien debió reunirse de urgencia con la burocracia sindical y echó lastre con algunas concesiones que no satisfacen los reclamos. En paralelo, la lucha docente autoconvocada en San Juan obligó al gobernador Sergio Uñac a conceder una mejora sustancial en su propuesta salarial, un triunfo parcial que arrancó un aumento de casi 20 puntos por encima de la paritaria nacional. Se va prefigurando un nuevo escenario, con la clase obrera en un rol protagónico.

Es que la desvalorización de los salarios y la falta de trabajo genuino se revelan como parte de un rumbo desastroso que está hundiendo al país en la miseria. Podemos describirlo con otro contraste: cuando persiste el desabastecimiento de gasoil al punto de que peligra la llegada de garrafas a las provincias del norte que dependen de ellas para cocinar y calefaccionarse, tenemos una nueva crisis de la coalición gobernante que estalló en torno a los negocios capitalistas por la adjudicación de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, con la eyección de Kulfas por sus respuestas “en off” replicando las acusaciones de Cristina de que el pulpo Techint habría sido favorecido. La olla que se destapó reveló que estamos ante una pelea entre “techinistas”, y sobre todo que está completamente parada esta obra que todos aseguran como vital en un cuadro de déficit energético.

La incapacidad de afrontar los problemas que agobian al país está directamente vinculada también a la inviabilidad del acuerdo con el Fondo, cuyas metas son la única hoja de ruta que sigue el gobierno. El FMI habría concedido una modificación para que puedan cumplirse en el próximo trimestre las directivas de recorte del gasto fiscal, reducción de la emisión monetaria y acumulación de reservas, pero mantiene las mismas pautas anuales y obligará a redoblar el ajuste.

En este contexto Martín Guzmán presentó finalmente su proyecto de gravar con una sobrealícuota las “rentas inesperadas”, motivo por el cual fue recibido con disgusto en el encuentro anual de la poderosa Asociación Empresaria Argentina. La corrida al dólar con la venta masiva de bonos del Tesoro, que hizo desplomar su cotización y puso en la picota todo el operativo oficial de financiarse emitiendo deuda, mostró que el gobierno ha quedado como rehén de las presiones del gran capital que presiona por una devaluación y por descargar toda la presión fiscal sobre los trabajadores. El programa del FMI suscita estos choques.

El largo empantanamiento y el agrietamiento del gobierno del Frente de Todos hace que en gran medida la atención de los capitalistas vire hacia las posibilidades de un recambio político, pero la propia oposición patronal no escapa a este cuadro de crisis.

El tan patrocinado Milei fracasó rotundamente en intento de lanzarse como fuerza política en el conurbano bonaerense, tras reunir apenas unas 1.500 personas en el estadio de El Porvenir. Este baldazo de agua fría en parte muestra que amplios sectores del establishment ven de momento la alternativa del libertario como una aventura, y las dificultades que tiene para abrirse paso en los distritos de laburantes una plataforma tan antiobrera. Más simbólico quizás, en la misma semana salió a la luz la estafa con las criptomonedas patrocinadas por Milei, pero es aleccionador del fraude de su salida económica de cerrar el Banco Central y basar la moneda en la libre especulación.

Para pelear esa base derechista Bullrich lanzó su candidatura presidencial de la mano de Macri. Prometió borrar de un plumazo los planes sociales, algo que en un país en que hay casi 200 mil empleos formales menos que hace tres años equivale a una declaración de guerra a los trabajadores, y hasta deslizó que implantaría un corralito. Ilustrativamente, se valió del accionar de las mafias narco en Rosario y del conflicto con el mapuches en el sur para plantear el despliegue de las Fuerzas Armadas en la represión interna. Sin embargo, en buena medida la presentación fue una respuesta a la acusación pública que hizo el gobernador jujeño Gerardo Morales a Macri que promover la ruptura de Juntos por el Cambio.

A ello se agrega el juego propio de Larreta, quien hizo del ataque al estatuto docente y de las prácticas laborales negreras en los secundarios una vidriera de campaña como impulsor de la reforma laboral que reclama el gran capital. A los fines de abonar a una regimentación de la comunidad educativa decretó junto a su ministra Soledad Acuña la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, endilgando a su vez a la docencia y los estudiantes la responsabilidad por el fracaso educativo cuando sigue ajustando en cargos e infraestructura. Hay en la oposición una carrera por disputarse las banderas reaccionarias.

Decíamos en el anterior panorama semanal que estas divisiones inclinaban al imperialismo por no soltarle la mano aún a Alberto Fernández, ante la ausencia de una variante de recambio. Pero a su vez el propio presidente acudió a la cuestionada Cumbre de las Américas citada por Joe Biden excluyendo a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Alberto brindó un discurso con algunas críticas… para cerrar invitando a Biden a la Celac, es decir ofreciendo una vía para los planes del imperialismo yanqui en Latinoamérica. Finalmente, el grueso de su actividad fue mendigar nuevos préstamos de los organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial y el BID, para tratar de arrimar a la meta de acumulación de dólares fijada por el Fondo.

Por todo esto, es únicamente en la irrupción de contingentes de trabajadores que salen a luchar donde radica la posibilidad de un futuro mejor para el país, porque está asociado a la derrota de la ofensiva ajustadora del gobierno, la oposición derechista y el FMI. Cómo favorecer esa emergencia y abrir paso a una salida obrera a la crisis será el centro de los debates del XXVIII Congreso del Partido Obrero, cuya militancia, entre asambleas y piquetes, se hace el tiempo para debatir en profundidad los desafíos de la etapa para la izquierda revolucionaria.

*La columna del editor de PrensaObrera.com se publica todos los domingos por la mañana. Recibí el adelanto en tu mail los sábados por la tarde, suscribite a nuestros newsletters.