Políticas

9/12/2010|1158

La Cumbre Iberoamericana despierta las expectativas de Magnetto

Que los ‘nacionales y populares’ continúen con ‘cumbres’ iberoamericanas cuando denuncian la persistencia de la opresión establecida por la conquista española hace quinientos años es un botón de muestra de su impostura política. Ocurre que, hoy, la hispanidad está constituida por Repsol, Telefónica, Endesa, BBV y Santander -que dominan en América Latina, aunque como hace doscientos años continúan siendo el vehículo de un capital financiero, ahora angloyanqui, que controla sus capitales accionarios en la Bolsa. Que indigenistas e ibéricos se junten para promover la educación es todavía un despropósito mayor -porque todo el mundo sabe que los presupuestos estatales están siendo podados para financiar el rescate de la banca. La exposición desnuda de esta realidad fue la ausencia de Zapatero, quien se tuvo que quedar en casa para apagar varios incendios -desde un default hasta una rebelión de los controladores aéreos. La promoción de la educación, por parte de esta gente, forma parte de los paquetes de rescate, porque promueve la privatización de la enseñanza con subsidios del Estado. Nadie reparó, a pesar del hispanoamericanismo, la ausencia de una nación hispanoamericana: PUERTO RICO.

La ‘cumbre’ expuso, si no una fractura en el bloque ‘nacional y popular’, sí un principio de desintegración política. Sus principales referentes no se hicieron presentes por distintos motivos: Raúl Castro, por ejemplo, está piloteando una crítica restauración del capitalismo en Cuba. El caso de la ausencia de Evo Morales es el más interesante, porque sería consecuencia de la revelación de Wikileaks de que la ‘mediación’ de Lula y K en la nacionalización del petróleo habría obedecido a una indicación yanqui. Lula y K, de todos modos, tenían sus propios motivos: defender a Petrobras y a Repsol, respectivamente. Lograron una reconversión conveniente de los contratos y conservar el control de las exportaciones de Bolivia a Argentina y a Brasil. Evo no debería molestarse, sin embargo, porque nada de esto hubiera ocurrido sin su complicidad: vino a Mardel para salvar la cara, no para diferenciarse. Su sustituto, el vice e ideólogo García Linera, se encargó de demostrarlo al calificar la infidencia de Wikileaks “como un intento de dividirnos”. Consecuente con esta apreciación, se opuso a denunciar el espionaje yanqui que reclamó con vehemencia, pero sin mayor interés, el ecuatoriano Correa, o los enviados de Cuba y Venezuela -sólo para marcar la cancha.

La ‘cumbre’ de la educación trató, sin convicción, una cláusula democrática, sin reparar que entre los invitados se encontraban, por un lado, una monarquía (que sea ‘constitucional’ es un contrasentido) y, por el otro, un régimen de partido único. La abordó luego del escandaloso papelón que jugaron sus gobiernos frente al golpe en Honduras y de la parodia que interpretaron frente a la asonada policial en Ecuador. Lo que decidió, en resumen, es no reconocer los golpes -chocolate por la noticia, pero con un agregado: que sí reconocería a los gobiernos democráticos que surjan de esos golpes. En estos casos, como es sabido, continúa en pie la legalidad emanada de la gestión de los gobiernos golpistas. Correa reaccionó furioso, porque quería represalias económicas. El resto no demoró en calmarlo; como lo demostró el bloqueo de importaciones de Colombia por parte de Chávez, eso puede noquear a la burguesía del país castigado. No es lo que desearían los capitales españoles que operan en los dos lados de esa frontera. Los yanquis, ausentes por su condición angloamericana, vienen reclamando que se aplique a Cuba hasta que se convierta en una democracia capitalista. Por nuestra parte, rechazamos que los iberoamericanos tengan autoridad para hablar de democracia y capacidad para imponerla; por eso defendemos la autonomía de Cuba frente a este tipo de presiones y luchamos para desarrollar una democracia obrera, una democracia socialista.

La prensa destituyente de Argentina celebró la compostura de la Presidenta, su moderación y la capacidad de contener y apaciguar. La ‘cumbre’ despertó expectativas esperanzadoras en la oposición y, por sobre todo, entre los acreedores internacionales y los monopolios capitalistas locales. Para el Magnetto-Van der Kooy, hay “un cambio de hábitos políticos de Cristina Kirchner (…) una de las primeras señales pudo advertirse el fin de semana pasado en Mar del Plata” (Clarín, 8/12).

Más claro, echale cal.