La desindustrialización “nacional y popular”


El pasado lunes 15 de junio, mediante cadena nacional, la presidente CFK se refirió a “los avances que ha hecho el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti)” durante la gestión K. Estos estarían concentrados, fundamentalmente, en la extensión del Instituto de 29 a 50 Centros de Investigación y Desarrollo en distintos puntos del país, en un incremento del presupuesto mayor al 3.000% y en más de un centenar de vehículos adquiridos.


El relato de la industrialización K encuentra por estos días su refutación más severa: el ministro Kicillof colocando bonos de manera descontrolada con tasas que rondan el 10% en dólares y el 30% en pesos. Ahora bien: si la bicicleta financiera es una política económica del gobierno, ¿por qué los capitalistas invertirían su capital en la industria, con los riesgos que eso implica, si prestándoselo al Estado obtienen beneficios extraordinarios sin mover un pelo?


El panorama actual es evidente: la actividad industrial, que en abril pasado cayó un 1,5%, lleva 21 meses consecutivos de caída (fuente: Indec).


El vaciamiento del Inti como consecuencia


La política K de “sintonía fina” trajo desde 2011 al Inti una profundización de la precarización laboral, de la falta de insumos de trabajo y empeoramiento en las condiciones de seguridad e higiene.


La gran huelga de seis meses que protagonizaron los trabajadores del Inti en 2012 contra los recortes salariales y por el pase a planta permanente puso un freno relativo a este plan. Las autoridades del Instituto, junto con las burocracias de ATE y UPCN, se encargaron en los años posteriores de desorganizar a los trabajadores con el objetivo de incumplir los acuerdos que habían firmado.


La defensa del Instituto, a cargo de los trabajadores


Durante el primer semestre de 2014 -gracias a la organización activa de la Agrupación Naranja de ATE-, se presentó el “Informe del Vaciamiento” en Audiencia pública en el Congreso Nacional (Prensa Obrera Nº 1.320), convocada por los diputados Néstor Pitrola y Pablo López. El informe desmentía un año antes los anuncios que hizo CFK la semana pasada. En él se explica que el In ti ha aumentado su presupuesto anualmente siempre por debajo de los valores inflacionarios y además, durante doce años, el presupuesto se ha ido destinando cada vez más al pago de sueldos en detrimento de la necesaria inversión en infraestructura e insumos para el funcionamiento del mismo. Además, denuncia la profundización de la precariedad laboral. En 2003, el porcentaje de personal precarizado era de 31%, mientras que en 2014, el porcentaje asciende al 72,3%. El informe publica también la constante militarización del Inti: una mera asamblea de trabajadores implica la presencia de cientos de efectivos de la Policía Federal, carros de asalto y agentes civiles infiltrados.


La cadena de la mentira


CFK se detiene a mencionar la “entrega” de 44 vehículos al Instituto. Lo que no menciona es que entre camionetas de trabajo están incluidos autos de alta gama y camionetas 4×4 de lujo para el uso personal de los funcionarios del Instituto, y que no se han comprado sino que su adquisición se realizó en forma de leasing (alquiler de alto costo con posibilidad de compra), un negociado de 20.000.000 de pesos.


Este cuadro conforma el contenido de la gran estafa nacional y popular: lejos de una política de industrialización que fortalezca y amplíe el horizonte de la industria, se desarrolla la precariedad laboral en los organismos públicos, desmalezando los centros de investigación científico tecnológicos del Estado, depreciando el salario con índices inflacionarios truchos y saqueando el bolsillo de los trabajadores con el impuesto al salario.


La lucha del Frente de Izquierda por un gobierno de los trabajadores es la lucha por una política de clase respecto a la dirección de la economía: al servicio del desarrollo de la clase que genera la riqueza nacional, los trabajadores y todas las capas de explotados.