Políticas

2/6/2014

LA DICTADURA MILITAR NO FUE PLEBISCITADA


Si bien Al Sisi, ex jefe de las fuerzas armadas y hombre fuerte del nuevo régimen que viene dirigiendo el país dese la destitución del poder de los Hermanos Musulmanes, se consagró con el 93% de los votos, el dato más relevante de la elección es la abstención masiva, que  ascendió al 54%. La cifra probablemente sea superior. Al segundo día de la elección (que se extendió durante tres días),  apenas había votado el 30 por ciento. “El panorama  de los colegios electorales vacíos hace que muchos observadores  sospechen sobre los resultados (El País, 27.5)". El régimen militar  ha instaurado una dictadura feroz y condenado a muerte a más de un millar de dirigentes y activistas partidarios del presidente depuesto Morsi. La represión se ha extendido a todas las manifestaciones de  protesta.  


 


El bloque de fuerzas que apoyó el golpe militar, con el pretexto de una lucha contra el islamismo, se ha ido disgregando. Ahora se constata un esfuerzo por superar  “las brechas  entre  islamistas y laicos con que las viejas elites burguesas y militares tienen fracturado el país.” (ídem).


 


Un proceso abierto


 


El movimiento  obrero sigue en una dura pelea. A  comienzo de año, Egipto ha sido sacudido por una oleada de huelgas. La transición está condicionada  por un derrumbe económico. En los 11 meses que han transcurrido desde que Morsi fue destituido, la bancarrota económica, lejos de atenuarse, se ha profundizado.  Arabia Saudita, Kuwait y Emiratos Arabes le han provisto una asistencia de decenas de miles de millones de dólares, bajo la presión de Estados Unidos. Este socorro está condicionado, obviamente, a un  plan de austeridad: supresión de los subsidios a los combustibles, a los servicios y a los productos de alimentación, La situación pre-revolucionaria, en Egipto, no está cerrada.


 


Pablo Heller