Políticas

7/11/1996|518

La gran pipa de la recuperación económica

La primera vez que se escuchó decir que la crisis económica había sido superada, fue en marzo de 1995, cuando Cavallo consiguió un socorro financiero del FMI. Ni) falta mucho para que se cumplan dos años de esta famosa profecía. En el tiempo que pasó desde entonces, no faltó economista graduado en el ex­tranjero que no dijera el mismo tipo de pavadas. Con este respaldo for­midable fue que Roque Fernández confesó que todo lo que sabía lo había aprendido afuera.


¿Cuál es hoy el estado de situa­ción? Tan malo como siempre o aún peor. Por ejemplo, el Banco Central acaba de informar que desde que cayó Cavallo hasta el 15 de octubre pasado, había perdido reservas por 590 millones de dólares entre lo que tiene depositado en el país y en el exterior (Clarín. 30/10). Si se tiene en cuenta la cantidad de préstamos internacionales que obtuvo en este mismo período, la salida de capita­les puede estimarse en el orden de los 2.ÍMX) millones dólares en el lap­so de 45 días. En un régimen mone­tario en donde cada peso en circula­ción responde aun dolaren las reser­vas oficiales, esa salida neta signifi­ca una reducción de la base moneta­ria y una consiguiente manifesta­ción de retracción en el comercio.


El dato sobre fuga de capitales fue confirmado por el conocido Broda, quien “contabilizó 2.000 millones de pesos que ‘se fueron del sistema financiero a partir de la segunda quincena de julio (Cla­rín, 2/11). De manera que cuando se dice que el relevo de Cavallo se produjo sin hacer ruido, todo lo que se quiere decir es que la plata se está rajando sigilosamente. El mismo Broda agregó que las “reservas lí­quidas del Banco Central ‘baja­ron nada masque 1.500 millones porque tomamos más préstamos que los intereses y amortizaciones que debíamos pagar’”. ¡Cómo se ‘recupera’ la economía! La magni­tud de la bancarrota creciente del esquema económico simplemente sirve para medir el grado de menti­ras, engaños y estalas a la opinión pública que diariamente transmiten los grandes medios de comunica­ción y sus ‘comunicadores’.


La salida de capitales explica, como se dijo, lo que Ambito Finan­ciero (23/10) llamó “Un dato mo­netario que debe preocupar”, o sea la caída en el “nivel de moneti­zación”, es decir, del total de depó­sitos y efectivo circulante en la eco­nomía. Entre fines de junio y media­dos de setiembre, éste había retroce­dido en un 5%, lo que equivale a 3.000 millones de dólares o pesos. La reducción de la circulación mo­netaria es contradictoria con la su­puesta reactivación del comercio y de la producción. Como ahora vahe­mos ‘gracias’ al contrabando, el ‘plan Cavallo’ nunca generó un su­perávit comercial sino un déficit y una deuda externa en negro, de modo que la salida de capitales ha sido una característica constante de los últimos años, pero que ahora ya no es compensada con otros ingre­sos de capitales.


Se entiende, entonces, que en un ‘almuerzo’ al que asistieron repre­sentantes de la embajada norteame­ricana, de Cargill, de Siemens, de Gillette, del Consejo Empresario y Guillermo Murchison, “líder en el negocio portuario y vicepresiden­te de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas” (Clarín, 24/10), ahora juzgado como gran contrabandista; que en este almuer­zo, se concluyera que “seguir to­mando deuda afecta el grado de confianza, impacta en la tasa de interés y afecta el nivel de activi­dad y empleo”. ¡Ah! De esto se trataba la ‘recuperación’.


No hay que despreciar, en este contexto, el hecho de que la cartera de deudores comerciales morosos de los bancos se encuentre hoy por enci­ma del nivel de mayo-noviembre de 1995. cuando reinaba la ‘depresión’, a lo que se agrega el crecimiento de la mora de los consumidores que utili­zan taijetas de crédito. Esta situación de quiebra impide que la circulación monetaria pueda multiplicarse por la acción del crédito.


Llegado a este punto podemos entender lo que El Economista titula “La obsesión por evitar una crisis financiera” (11/10). Aunque esta ‘obsesión’ es más bien una ‘cama’ contra los bancos más chicos, a los cuales se les exigirá un mayor res­paldo de capital para seguir operan­do o, en su defecto, dejarse ‘absor­ber’ por un tiburón más grande. Para acelerar esta comilona, el presidente duhaldista del Banco Central ya ha diseñado un sistema de subsidios en beneficio de los bancos que se hagan cargo de otros. Agotada la privatiza­ción de las empresas del Estado se acelera la privatización de las empresas privadas, es decir, la concentra­ción financiera con la plata del Te­soro nacional. Obtener el apoyo para este negociado es uno de los principales objetivos del viaje de Roque Fernández a Gran Bretaña y, naturalmente, de las ‘paces’ que ha hecho Balza con los colegas que aún tienen bajo su poder a las Malvinas.