Políticas

10/5/2007|991

La Iglesia busca su “autoamnistía”

En las vísperas del juicio a Von Wernich

Todos sabemos qué significaba en boca de Videla “ganar la paz”. La Iglesia, a través del enviado papal y de la jerarquía, le dio su respaldo institucional a los crímenes de la dictadura.


Veinte años después, en 1997, la Conferencia Episcopal Argentina defendió a Laghi de las acusaciones por su complicidad con la dictadura. Con la firma de su entonces presidente, Estanislao Karlic, y de su secretario general, José Luis Mollaghan, la Conferencia dijo en esa ocasión: “La Argentina conserva un recuerdo agradecido de la fecunda gestión cumplida por Pío Laghi (…) Dichas ofensas (por las denuncias) pretenden empañar la actividad pastoral del cardenal Laghi durante su actuación como nuncio apostólico en nuestro país” (Clarín, 5/2/1997).


La Iglesia no sólo silenció y apañó los asesinatos de sus propios miembros (el obispo riojano Enrique Angelelli, o los curas palotinos acribillados en julio de 1976 dentro de la iglesia San Patricio). El entonces cardenal primado de la Argentina, Raúl Primatesta, visitó regularmente los campos de concentración y el obispo de La Plata, Antonio Plaza, bendijo instrumentos de tortura usados por la policía de Camps.


Esa línea oficial de la jerarquía eclesiástica se sostiene hasta hoy. El ex obispo castrense Antonio Baseotto, explícitamente reivindicó los “vuelos de la muerte” y amenazó con ellos al ministro de Salud por su posición frente al aborto; por eso fue felicitado personalmente por el papa Benedicto XVI en abril de este año.


Todas las presiones de la Iglesia reaparecen ahora que se acerca el juicio oral a uno de los símbolos clericales de la dictadura: el cura Christian von Wernich.


“Si torturó a un negrito, vaya y pase”


“Que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce, vaya y pase. Pero cómo iba a torturar a Jacobo Timerman, un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial… ¡que si no fuera por eso!…” (Declaraciones de Von Wernich a la revista Siete Días, 30/7/1984).


Acusado de torturas, 19 homicidios y 33 secuestros durante la dictadura, el cura Von Wernich está detenido desde 2003. A partir del mes próximo será el primer miembro de la Iglesia sometido a juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad.


En ese juicio volverá a salir a la luz pública el papel institucional de la Iglesia en aquellos días. Por eso tantas presiones.


Ya el año pasado, el titular de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal, Jorge Casaretto, había dicho que se debía trabajar “por la reconciliación” y buscar, “a partir de la verdad y la justicia, llegar al perdón” (La Nación, 13/6/06).


Ahora, en su último documento, los obispos vuelven a insistir con la “reconciliación”.


La institución clerical, desde el Papa hasta Bergoglio, incluidos Baseotto y la Conferencia Episcopal, pelean con uñas y dientes para asegurar su impunidad, su propia “autoamnistía”.