Políticas

23/7/2009|1092

La industria de la pesca con "mar de fondo"

Ahora empieza la verdadera crisis

Los pulpos de la pesca marplatense, en los últimos tiempos, han mantenido y ampliado sus influencias políticas a cuatro bandas: aumentaron su incidencia en el gobierno nacional, con Cheppi en la Secretaría de Agricultura y Pesca –aspirante a la intendencia–; en el gabinete de Scioli, con “Gato” Novero como subsecretario de Pesca; en el gabinete de Pulti con Tetamantti –astillero SPI–, en la Secretaría de la Producción; y ahora con Retrivi –grupo Giorno-Valatro– en la propia delegación del puerto.

La administración del puerto local es propiedad de los pulpos, enmascarada en un “consorcio”.
El “compañero” Tetamantti (su astillero ha pasado a ser uno de los mayores del país) hizo su fortuna en el menemismo a base de trabajo en negro, según el insospechable viejo jerarca del PJ: el “compañero” Gariboto. Gariboto suele achacar todos los males actuales –por ejemplo, la falta de dragado que amenaza paralizar la actividad del puerto– a la “política neoliberal” del “pasado”, pero ni se le pasa por la cabeza volver atrás el proceso de privatización de los puertos nacionales.

Es antigua la “sociedad” de los pulpos con Solá (De Narváez), que les dio permisos indiscriminadamente cuando fue secretario de Pesca de Menem. Están con Techint en el reclamo de la devaluación y en poner “freno” –garrote– al activismo obrero.

Los monopolios de la pesca se han subido al coro que bate el parche de la crisis mundial, pero les resulta difícil probarla con números en la mano. Las cifras son contradictorias pero, si bien hay un 25% de barcos parados, esta cifra no es superior a la normal que deben hacer como parada biológica. Por lo pronto, por las dudas han hecho circular informes que hablan de una recuperación de la merluza “hubsi” –la especie principal que representa el 60% de la producción– y ya han adelantado su reclamo de una “adecuación” –aumento– de las cuotas respectivas.

Lo cierto es que hay informes de una caída, contra el año anterior, en los desembarques –capturas– y de embarques al exterior, pero en lo que hace al pescado, las cifras de exportación se han compensado largamente con la mejora en los precios y en el tipo de cambio de un 20% en el dólar y mayor en el euro. Otra vez llevan un promedio similar al récord del año 2007, de más de 1.200 dólares. En el medio han embolsado los reintegros al gasoil, los reintegros a la exportaciones, prefinanciación de exportaciones y, algunos, los planes Repro, de 600 pesos por obrero.

Mientras tanto, entre los obreros hay reclamos y movilizaciones entre los estibadores, por una garantía salarial y el blanqueo; los marineros, porque les escalonan el pago de los salarios y el aguinaldo; y “desembarques” (despidos) en el caso de Barilari; entre los trabajadores de tierra por la falta de trabajo y pago –también en Barilari–, “reducciones de turnos” en Taturiello –de Caputo– y cierre de algunas “coopetruchas” –Copeca, de Moscuzza.
Sin embargo, la mayor “olla de presión” se encuentra en la precariedad, sinónimo de trabajo salteado, entre los compañeros en negro y, sobre todo, en el atraso salarial que lleva ya dos años.

Incluso mayor es este atraso y la desesperación entre los trabajadores de la conserva, donde las quincenas son de 500 pesos, y en las “pymes”, dónde pierden más al tener condicionados los salarios a “premios” de todo tipo. Todos, ahora, más afectados por los efectos de la gripe A.
Esta presión obligó a la travestida “conducción” celeste del Soip, a amagar con un paro el viernes 17. A última hora, sin mayores explicaciones y por radio, tal como lo había convocado, lo levantó.

La agrupación Bordó ha sacado una declaración llamando a reclamar desde las plantas una asamblea general para ir al paro por todo, y fundamentalmente por un 50% de aumento.

Ale (Mar del Plata)