Políticas

10/2/2005|886

La izquierda en la legislatura y en la ciudad

La oportunidad de una polarización política


El Interbloque de Izquierda que se formó hace un mes en la Legislatura porteña no pasó la prueba de la crisis política del gobierno de Ibarra. El planteo de que se vaya Ibarra lo dividió en dos tendencias, a partir de la oposición a esta reivindicación por parte del PC-IU y del ex zamorista Daniel Betti, del Bloque del Sur. Lo volvió a separar luego el planteo de algunos diputados para que se forme una Comisión Investigadora, y el de otros para que se presente un proyecto de juicio político al Jefe de Gobierno. De conjunto, estas oscilaciones pusieron de manifiesto, por un lado, una dependencia del centroizquierdismo oficial, y por el otro, la ausencia de una estrategia política. Wollman, del PC-IU, y Betti, vehiculizan en la Legislatura los planteos de la CTA, la cual se opone a cualquier acción que ponga en peligro al gobierno de Ibarra-Telerman-Juan José Alvarez y que por este motivo no dijo esta boca es mía desde la tragedia.


 


El planteo de formar un Interbloque de la izquierda es muy antiguo –fue formulado en el 2000 por Echegaray y Ripoll. En ese momento lo caracterizamos como un intento de crear una ficción política para encubrir la estrategia democratizante de IU, sin la necesidad de pasar por la criba de una discusión política y la elaboración de un programa. Es decir que pretendían un frente sin principios y confusionista. En la Legislatura precedente quedaron, sin embargo, muy claras las diferencias de fondo. La tentativa reciente tuvo una mejor oportunidad como resultado de la virtual disolución del bloque de Autodeterminación y Libertad y de su reemplazo por tres bloques diferentes. Pero, como se ve, al Interbloque le alcanzó una parte del verano para mostrar su inconsistencia política, nada menos que frente a la madre de todos los desafíos: una crisis de poder. El Interbloque ha perdido toda justificación incluso como una tertulia para el intercambio de ideas. Los legisladores izquierdistas tuvieron que mostrar su cohesión y su claridad públicamente, de cara a todo el país, y fracasaron en el cometido.


 


La crisis política puso de manifiesto, sin embargo, la importancia que podría tener una bancada legislativa. En momentos fundamentales de la crisis, el parlamento dominó el escenario político, y esto volverá a ocurrir de aquí en más, incluso en mayor medida.


 


Un bloque legislativo consecuente podría jugar un papel revolucionario en el desarrollo de la crisis presente.


 


 


La oportunidad de una polarización política


 


Porque es más o menos claro que la crisis del gobierno de la Ciudad ofrece al gobierno nacional, es decir a Kirchner, la oportunidad de recoger los destrozos de sus socios transversales porteños y establecerse como su sucesor, e incluso como único anclaje del progresismo porteño. La participación del ARI en el gobierno de Ibarra hasta la masacre, también contribuye para que el kirchnerismo se quede con los despojos del poder en la Capital. La división del macrismo, por otro lado, ofrece al duhaldismo la posibilidad de reagrupar a los suyos que se encuentran en buena parte en el bloque derechista. Si prospera el acuerdo entre el kirchnerismo y el duhaldismo que se está tratando de imponer en todo el país, es claro que el peronismo sin aditamentos se quedará con el gobierno de la Ciudad y que esto ocurrirá a costa del ‘centroizquierda’ y el ‘centroderecha’ simultáneamente. La alternativa opuesta a este copamiento sería una acentuación de la atomización política de los partidos patronales en la Ciudad.


 


Esta perspectiva general le ofrece a la izquierda combativa la oportunidad de luchar por una polarización política entre ella y el aparato del justicialismo. Para eso debe rehuir a cualquier forma de contubernio o compromiso con el centroizquierdismo y el progresismo oficiales. Al revés, debería decirle abiertamente al electorado progresista que sólo la izquierda combativa es una posibilidad de lucha contra el copamiento del duhaldismo y del punterismo peronista en general. Deberíamos recordarle a la ciudadanía progresista que el progresismo oficial viene demostrando su impotencia desde 1993, cuando por primera vez llegó como tal al Congreso (Chacho Alvarez, Fernández Meijide y Solanas), y que con el paso del tiempo se ha hecho cada vez más derechista y proimperialista. Una polarización política en la Ciudad entre el duhaldo-kirchnerismo y la izquierda serviría de referencia para todo el país. Estaríamos aprovechando la crisis del poder empresarial- capitalista en la Ciudad para cambiar el panorama nacional.


 


En el curso de la crisis, una parte de la izquierda coincidió en plantear que hay que echar a Ibarra y convocar a una Asamblea Constituyente para reorganizar a la Ciudad sobre nuevas bases. Con esta posición y la delimitación enérgica del centroizquierdismo, planteamos la unión política de la izquierda para polarizar contra el duhaldo-kirchnerismo y desarrollar una alternativa obrera y socialista. Si el oficialismo nacional y bonaerense fracasara en copar el escenario político de la Capital, la izquierda podría proyectarse como primera fuerza, aprovechando la atomización política de los partidos patronales.


 


Por su propia naturaleza, este llamamiento es extensivo a todos los movimientos de lucha, en primer lugar al movimiento piquetero, las asambleas populares independientes y los movimientos contra el gatillo fácil y por justicia para los de Cromañón y Kosteki y Santillán. Un frente electoral de izquierda debería compulsar democráticamente a todas las organizaciones políticas y sociales que luchan.


 


 


Por una bancada socialista


 


Los compañeros que ocupan las bancadas legislativas tienen en esto una responsabilidad especial: los llamamos a ser la cara parlamentaria de la lucha para polarizar con el peronismo capitalista en nombre de echar al gobierno de Ibarra, luchar contra el copamiento duhaldo-kirchnerista, reivindicar una Asamblea Constituyente que se haga cargo del poder y defender una estrategia obrera y socialista.


 


El Interbloque no representa esta perspectiva ni esta política; es necesario delimitar los campos. La posición de salvar el gobierno de Ibarra no es de la izquierda sino del capital; es la posición de los que, como la burocracia de la CTA o la cooptada Abuelas, encubren el golpe institucional de Juanjo Alvarez-Duhalde-Kirchner y el golpe institucional del plebiscito de Ibarra-Duhalde-Kirchner, denunciando como golpistas a los que reclamamos que se vaya Ibarra, no para las tribunas, sino mediante la lucha y la movilización.


 


Llamamos a formar un auténtico bloque de izquierda parlamentario sobre una base programática.