Políticas

26/4/1994|417

La “jubilación privada” exige terminar con el “gasto social”

Cuando la Secretaría de Seguridad Social anunció el corte de la asignación por escolaridad y la reducción del período que cubre el seguro por desempleo, se suscitó un enorme clamor popular. Las patronales, sin embargo, no se inmutaron, ni siquiera a pesar de que 72 horas antes el gobierno había sacado por decreto el texto de lo que hubiera debido ser una ley de qiebras, que beneficia a las empresas que evadieron impuestos y acumularon una enorme deuda fiscal, al autorizarlas a pagar esta deuda con acciones. Uno de los grupos que se va a aprovechar con esta medida es el Citibank, el cual luego de haber sido denunciado por la estafa cometida contra el Estado argentino y contra sus propios accionistas, por parte del New York Times, verá de este modo aliviada la deuda de su subsidiaria, Celulosa.


De todos modos, los anuncios contra la escolaridad y el seguro por desempleo sirvieron para poner al desnudo la descomunal crisis fiscal que enfrenta el gobierno menemista —contra todo lo dicho por sus apologístas acerca de que “el costado fiscal es el más firme del plan económico”. Contrariando esta mentira, nada menos que Roberto Alemann le dijo a Clarín (25/4) que como consecuencia de la “jubilación privada”, se “va a perder mucha fuente de financiamiento. Seguramente se va a encontrar con una importante falta  de fondos y Schulthess, obligado, tiene que salir a recortar por donde sea. Y yo creo que se va a quedar corto, por que va a tener que recortar una suma como la anunciada y muchísimo más”.


Queda así expuesta una enorme crisis fiscal, aun cuando los ingresos totales del sector público llegan a unos 65.000 millones de dólares. Esto da una idea de la magnitud de los compromisos económicos del gobiernos con sus acreedores, con los exportadores subsidiados, con las administradoras de fondos de pensión y ahora con los pulpos “en quiebra”.


La crisis fiscal se agravará aun más de lo que prevé Alemann, como consecuencia de la menor entrada de capitales que ha provocado la crisis financiera internacional y de la consiguiente caída del consumo que se encuentra financiada con créditos que provienen del endeudamiento con el exterior. No computamos en todo esto el previsible socorro del Estado a los bancos afectados por la caída sufrida por los títulos públicos que tenían en su patrimonio (un 40% en pocas semanas) y que en el caso de algunos de los más grandes ha provocado ya la desvalorización de un 20 de su patrimonio.


Este es el cuadro de la situación económica que deben enfrentar las masas, es decir, un cuadro de mayores penurias. A la luz de todo esto es claro que las circunstancias imponen una lucha hasta el final contra el gobierno y su plan, y el completo deshauciamiento de las posiciones del Chacho Alvarez, que, nada menos que ahora, reclama el perfeccionamiento del plan Cavallo.