Enrique Ruette Aguirre de la Banca Roberts, y presidente de un  grupo empresarial, a tal punto “selecto”,  que “La Nación” lo menciona como “el” grupo empresarial. Sus miembros suman una decena de pulpos, que monopolizan la economía del país.

Este personaje, sin ningún tipo de recato, declaró al diario La Nacion que él es “el autor de la reforma previsional… que el gobierno adoptó” ( 25/7). Obvio: la Casa Rosada, el Palacio de Hacienda, la Secretaría de Seguridad Social, la Cámara de Diputados, y en pocas semanas más la Cámara de Senadores, se han limitado a ejecutar y aprobar el proyecto que les dictó un reducido grupo de banqueros. Domingo Cavallo se considera, sin embargo, el autor intelectual del proyecto y el Parlamento simuló discutirlo hasta altas horas de la madrugada. Todo un show, que explica de paso por qué los políticos patronales se parecen cada vez más a la farándula (con perdón, por supuesto, de la farándula)

 

El hecho reduce a la Constitución a la condición de una enorme ficción, porque no es el pueblo el que  delibera y gobierna por medio de sus representantes, sino que éstos se limitan a acatar las  órdenes de los capitalistas.