Políticas

8/1/2020

La Leonesa: Alberto Fernández y Capitanich de visita en el feudo de los agrotóxicos y las patotas

“Estoy feliz de ser el primer presidente que llegó a La Leonesa” sostuvo Alberto Fernández junto a José Carbajal, el Intendente del pueblo, y el gobernador Jorge Capitanich. ¿Quién es Carbajal? Carbajal saltó a la fama en 2010, cuando ya siendo intendente, al frente de una patota, atacó a los científicos Andrés Carrasco y Horacio Lucero. Carbajal echó de “su” pueblo a los científicos que habían concurrido a brindar una conferencia sobre contaminación con herbicidas, dado que el pueblo era foco de denuncias de incremento de casos de cáncer por el uso de herbicidas en las plantaciones de arroz de la zona.


Por la agresión, el intendente Carbajal, ahora bendecido por Fernández, fue condenado en 2019 a indemnizar a uno de los agredidos, el productor Juan Álvarez. La condena, sin embargo, no impidió una nueva reelección como intendente del pueblo. El juicio y la trascendencia nacional del caso tampoco impidieron seguir manejando el pueblo como patrón de estancia. En 2015, fue denunciado por el periodista Marcial Cáceres por la agresión de otra patota, esta vez de personal actuando en nombre del intendente, cuando filmaba incidentes producidos en el marco del XIV torneo de pesca con devolución. De acuerdo al relato vertido en la Justicia por el periodista, los agresores los amenazaron diciendo “Dejá de filmar al intendente y a nosotros o te voy a matar hijo de puta (sic)” y continuaron amenazándolo durante toda la jornada.


La denuncia por los agrotóxicos en los cultivos de arroz que motivó la agresión de Carbajal contra Lucero y Carrasco no logró nunca frenarlos. Pero dio origen a un cambio productivo importante. La familia Meichtry, propietaria de la arrocera San Carlos, implementó un sistema de siembre alternando arroz y Pacú. El Pacú se alimenta luego de la siembra, de los rastrojos del arroz y abona los campos. De acuerdo a los productores, el Pacú muestra por sí mismo la ausencia de fumigaciones. El Pacú arrocero se volvió, así, una vedette de los agronegocios de la provincia.


Contra la posición de los productores, el Dr Lucero, del laboratorio de Biología molecular de la UNNE sostuvo, en cambio, que son necesarios análisis para saber si el Pacú mismo contiene agrotóxicos, por haberse alimentado en campos (inundados) antes fumigados (Centro Mandela: “Por principio de precaución, se recomienda no comer Pacúes fabricados en la arrocera San Carlos”, 28/5/2015). Estos análisis nunca fueron dados a conocer por los productores ni, por supuesto, pedidos por la provincia ni la Nación.


Todo esto, por supuesto, no mereció ninguna reflexión por parte de Alberto Fernández.


Negociados privados con fondos públicos


El otro punto de la recorrida presidencial fue el Puerto de Las Palmas. La cuestión del puerto muestra que los negociados de la provincia con los Meichtry y el complejo arrocero son de mucho peso. En 2014, la provincia recibió tierras del Gobierno Nacional para la construcción de un muelle del puerto de Las Palmas para la exportación de arroz. De la firma del convenio de cesión de tierras participó el mismo Meichtry (Norte, 12/11/2014), en calidad de principal beneficiario de la obra. Esta obra, sin embargo, está siendo pagada por todos los chaqueños. Anunciada en 2015 como una obra a terminarse en un año, el costo original de la obra era de 73 millones de pesos. Pero a eso se agregaron 10 millones de dólares de un crédito de Fonplata para el acceso al Puerto de Las Palmas. La autorización de dicho crédito fue votada en la Cámara de Diputados con complicidad del radicalismo, por el Gobierno de Peppo, y con el voto en contra del diputado del Partido Obrero, Aurelio Díaz. Así, luego de defender a golpes a los agronegocios de la zona, la provincia les financia las obras para seguir embolsando pingües ganancias privadas.


Contrabando y narcotráfico


El puerto vino a desarrollar el comercio formal por el Río Paraná, pero Las Palmas es conocida también por ser el centro de otro comercio: el contrabando y el narcotráfico a través del Río Paraguay. Este contrabando, centrado en la marihuana y los cigarrillos, se desarrolla a lo largo de toda la rivera con complicidad del poder político. En 2017, una investigación del Juez Torres se cargó al intendente Terán, de Itatí, que fue preso por manejar el emporio narco de la vecina localidad correntina. Con él, deben ir a juicio policías y otros miembros de la banda. La rivera correntina del Paraná se continúa en la rivera chaqueña y Formoseña del Paraguay. Las confiscaciones permanentes de cargamentos muestran sólo la punta del iceberg de los ingresos ilegales, que se producen, como muestra la investigación de Itatí, con complicidad del poder político, judicial y policial.


Más de 100 años de saqueo capitalista


La recorrida de Fernández muestra al peronismo a la cabeza de un saqueo capitalista con una larga historia. Los agrotóxicos y el contrabando son la continuidad histórica de una historia de miseria y explotación emblemáticas. Las Palmas y La Leonesa son conocidas históricamente por haber sido el primer lugar del país donde se instaló la luz eléctrica. La luz corrió a cargo del Ingenio Las Palmas, la sombra de cuyas instalaciones ruinosas sigue irguiéndose majestuosa en el centro del pueblo. El ingenio fue un altar de la superexplotación capitalista en el Chaco. Instalado en tierras públicas arrancadas a los pueblos originarios en el marco de la genocida campaña del Chaco, llegó a emplear a miles de trabajadores, que eran explotados sin piedad en jornadas de trabajo agobiantes y sin derechos laborales. El Ingenio fue, en Las Palmas, el equivalente a La Forestal en el Norte santafesino.


Como la Forestal, era de capitales extranjeros. El dueño (Harvey) organizó durante años la explotación de la caña de azúcar con trabajadores temporeros y locales. La decadencia del negocio dio pie a su nacionalización, en 1969. El Ingenio fue finalmente cerrado por Menem, en 1991. Los 1200 despidos enviaron a la ruina económica a miles de familias. El cobro de la indemnización fue gastado en pocos meses por los trabajadores, que pronto se vieron en la calle y sin alternativas.


La pauperización del pueblo llevó al desempleo masivo. El remate privado de las viejas tierras del ingenio abrió, a su turno, a un nuevo ciclo capitalista de agronegocios.


Como hace más de 100 años, y ahora con Fernández y Capitanich, el Estado asegura las superganancias de grupos capitalistas absorbiendo los costos, y dejando en la miseria a la población trabajadora.