Políticas

31/5/2007|994

La lucha continúa

La primera etapa de la huelga docente ha terminado. Los docentes volvemos a trabajar pero no estamos quebrados. A la marcha convocada por padres a través de una radio FM para la noche del domingo 27 se sumaron casi 2.000 personas. Al pasar frente al cordón de Gendarmería, fue unánime el grito masivo de “¡Fuera, Fuera, Fuera!”.


Otro síntoma de vitalidad de los docentes es la decisión de sostener las carpas frente a la Casa de Gobierno, en apoyo a los otros gremios en lucha y para custodiar el compromiso de pago de los días caídos y los restantes asumidos por el gobierno en la negociación.


ADOSAC


Desde que apareció la propuesta oficial de llevar el básico a 500 pesos, la conducción trabajó abiertamente para levantar el paro, ya que, decían, la gente “se cae”, el interior “se cae”, etcétera. Los docentes recibimos de la Directiva solamente apelaciones a abandonar la huelga y acusaciones de todo tipo contra quienes luchamos a brazo partido para mantenerla en pie hasta alcanzar los objetivos mínimos de la lucha (presentismo al básico, pago de todos los días de huelga, básico mínimo de 780 pesos para agosto). La política de la dirección de ADOSAC empalmó con la de la UCR y del obispo Romanín a partir de la designación de Peralta: “recuperar la gobernabilidad”.


La Directiva descubrió entonces el intento de “dividir” el gremio alegando una “interna gremial”. Para justificar sus posiciones asumió los argumentos del gobierno de que los activistas estábamos en lucha por “intereses partidarios o electorales”.


Cuando las bases, lejos de “caerse”, masivamente rechazaban las “propuestas” oficiales, la CD “embarró la cancha”.


Las últimas dos semanas de huelga se desarrollaron contra la política de la Directiva.


Para imponer el acuerdo boicotearon los cortes de ruta votados en el Congreso del día 22, y dejaron caer cualquier actividad que significara “meter presión” sobre el gobierno.


El corte de ruta se realizó en la zona sur cerca de Río Gallegos, a pesar de la decisión en contra de la Mesa de Gremios y de la Directiva local de ADOSAC Gallegos. Todavía a las 12 de la noche del miércoles 23 trataban de convencer al Cuerpo de Delegados de no realizar el corte.


El Cuerpo de Delegados reafirmó el corte, y a las 4 y media de la mañana ya estaba cortada la ruta en conjunto con los delegados de base del Municipio. Días más tarde, un compañero que participó de la huelga de hambre denunció ante el Congreso este boicot de la Directiva, así como el abandono en que dejó a estos “huelguistas”, a los que no acercó ningún tipo de apoyo. Ni siquiera se les envió un médico; sólo se dedicaron a calumniar a estos compañeros tachándolos de “inorgánicos”.


En la zona norte, el corte directamente se ignoró y ni se intentó organizarlo, a pesar de lo votado en el Congreso. ¿Quién era el “inorgánico”?


¡Estuvimos a punto de quebrar la resistencia del gobierno con estas medidas contundentes! Esto ha quedado documentado en el artículo de Walter Curia en Clarín del 27 de mayo, que informa que ese día se barajaba desde el poder la posibilidad de conceder el pago de los días de marzo para poder levantar la huelga, y ante el temor de “nuevos incidentes”.


Pero no tuvieron necesidad de hacerlo: esa misma tarde, la conducción de ADOSAC lograba quebrar la resistencia de las asambleas del interior y comenzaron a aparecer los mandatos de “aceptación”.


El miércoles, en Gallegos se había realizado un “escrache” al acto de Peralta con la UPCN nacional, que obligó al gobierno a trasladar el acto a la Casa de Gobierno, que fue rodeada por manifestantes que impedían salir a los participantes. Un concejal terminó “corrido”. El jueves fue el corte de ruta, y desde las 5 de la mañana hasta las 14 horas no pasó nadie por la ruta internacional, al sur de Río Gallegos. Varios kilómetros de camiones se agolparon en la ruta. Ese día, en lugar de sostener el corte, la Directiva organizaba “charlas” para “convencer” a las maestras de las “bondades” de la propuesta.


La noche del jueves, cuatro compañeros de la cuenca carbonífera decidieron la huelga de hambre, en la carpa de Gallegos, como una acción valiente y desesperada ante la desmovilización en que nos estaban metiendo.


A pocos metros, algunos dirigentes “festejaban” las decisiones de “suspender” el paro que se iban comunicando desde el interior.


El viernes 25, ningún funcionario se animó a ir a los actos oficiales; ni siquiera el gobernador se animó.


Esa mañana, la asamblea docente ya estaba condicionada por los mandatos del interior. Muchos activistas ni siquiera fueron a la asamblea. La deliberación duró desde las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde. La votación final de “aceptar” el acta, se hizo con 323 votos contra 199. El activismo peleó hasta el último minuto y logró que se votara una marcha sobre la casa de Peralta, para el sábado siguiente.


La marcha, desactivada desde la Directiva, no se pudo hacer. Muchos compañeros asistían desilusionados a las deliberaciones de un Congreso que se limitó a emitir un documento y suspender el paro a partir del lunes.


Muchos se planteaban la posibilidad de seguir el paro “por afuera” de la ADOSAC. La expresión más popular de la jornada era ser “inorgánico”.


El Congreso finalizaba con las denuncias en el recinto de los compañeros que levantaban esa tarde su huelga de hambre, acerca del papel “bombero” de la conducción.


También los congresales de Tribuna Docente atacaron duramente la política de la dirigencia, que no contestó.


Una nueva etapa


La huelga docente se suspende en medio de una huelga total en el Municipio, por 2.000 pesos de salario mínimo; de la continuidad de la lucha del hospital, de la aparición por primera vez de una huelga “semisalvaje” en Vialidad provincial, de la lucha en el correo, y de crecientes reclamos para que se vaya el jefe de Policía, Roque, responsable directo de la represión del 9 de mayo a los municipales. Los municipales han decidido parar y movilizarse cada miércoles en reclamo de justicia.


La marcha del 25, a pesar de haber sido vaciada desde adentro y de realizarse a pocos minutos de la agotadora asamblea docente, congregó a varios miles de personas. Y la marcha del domingo 27, en las vísperas de la vuelta a clases, congregó nuevamente a 2.000 trabajadores.


El levantamiento provisorio de la huelga docente le ofrece a Peralta la ocasión de zafar de esta crisis de gobernabilidad y tratar de “normalizar” la situación. La Casa de Gobierno sigue “acordonada”.


Tomada nos ha salido a provocar con el texto del acta en la mano, y este jueves 31, cuando se debe cobrar el sueldo de mayo, será la primera prueba de los “acuerdos” que todavía deben pasar por la sanción de los correspondientes decretos.


La crisis del gobierno con los demás gremios es álgida, ya que ni siquiera está previsto que se les otorguen los doscientos pesos de aumento que reciben los docentes. Las paritarias (que debe aprobar la Cámara) aparecen en el horizonte como un tema lejano y lleno de trampas contra los trabajadores.


Desde la base municipal surgen iniciativas de autoconvocar a los delegados de base de los gremios: a un plenario “sin dirigentes”. La energía de la lucha es todavía muy grande y viene de muy abajo. Es la hora de sacar las conclusiones, de avanzar en la coordinación por abajo y de organizar acciones prácticas, para mantener viva la movilización popular.


La base docente y municipal ha hecho una experiencia decisiva. En SOEM (municipales) habrá elecciones al finalizar el conflicto. En docentes, el Cuerpo de Delegados se hace fuerte como correa de transmisión directa de la voluntad de lucha de las escuelas y del activismo. La Comisión Directiva debe ser acompañada en toda la negociación por delegados directos de las asambleas, que mañana tendrán que ser paritarios de esas asambleas, como ya ocurre en el gremio municipal.


La gran tarea para preparar la próxima etapa de la lucha es fortalecer las agrupaciones sindicales clasistas en cada gremio y en la intersindical de bases que se perfila.