Políticas

11/6/2009|1087

La lucha de FP Impresora en su quinta semana

El conflicto de los trabajadores de FP Compañía Impresora entró en su quinta semana. La inexperiencia de estos jóvenes obreros gráficos -que poco tiempo atrás ni imaginaban ser protagonistas de semejante lucha- es compensada con su combatividad y predisposición.
Su fondo de huelga llegó a numerosas fábricas y escuelas de la zona; se hicieron pintadas y se recorrieron medios nacionales y locales.

Una delegación defendió, en el Concejo Deliberante de Vicente López, un proyecto de resolución de repudio a los despidos (sólo fue votado luego de que se quitaran los artículos que disponían notificar a la empresa y al Ministerio de Trabajo). Algo similar se está intentando en la Cámara de Diputados de la provincia.

Un punto alto del conflicto fue el corte de la intersección de Constituyentes y San Martín, con el acompañamiento de unas 250 personas entre los que se contaban trabajadores de Pilkington, estatales del Inti, docentes de General Sarmiento, las internas de Interpack, Morvillo e Indugraf, de la Agrupación Naranja Gráfica, de Donnelley, de Emfer, familiares y vecinos.

Todo este despliegue de lucha ha convertido a FP en un centro de resistencia a los despidos y un factor de confluencia del activismo de la zona norte.

La patronal, inflexible

La patronal mantiene, sin embargo, una posición inflexible: ratificó los primeros despidos y sumó nuevos, con causa, argumentando daños e injurias; además, cerró la planta antes de concluida la conciliación para prevenir una huelga con los obreros en sus puestos de trabajo.

A la denuncia de lock-out, la empresa opone el argumento de que un “grupo minoritario” está ocupando el establecimiento y reclama la intervención de la Fiscalía para forzar el desalojo de los portones. En esta maniobra, está utilizando a los administrativos y a algunos carneros que acusan a los huelguistas de poner en riesgo la continuidad de la empresa; hay también un minúsculo sector de planta que, por confusión, se ha mantenido en una actitud de “neutralidad”, objetivamente favorable a la patronal.

El sindicato es una pieza clave de esta operación, ya que en lugar de apoyar el reclamo de los que defienden la organización gremial, se ha reunido con los carneros, avalando la versión de la división interna. El Ministerio de Trabajo se limitó a constatar el cierre de la empresa sin resolver nada hasta ahora.

La lección de las grandes luchas

Todo indica que el conflicto ingresa en una fase decisiva. La paridad de fuerzas presente (la empresa no logra doblegar a los obreros que mantienen la planta bloqueada, pero no cede un milímetro a los reclamos) no puede mantenerse mucho más; la patronal apuesta a desequilibrarla en su favor activando el expediente del desalojo por vía judicial o forzando el ingreso con un piquete de carneros (ya hubo un “ensayo” que fue repelido, pero es evidente que habrá nuevos intentos); el tiempo es un factor determinarte también por la falta de pago -incluso de parte de las quincenas trabajadas- que erosiona la resistencia y se hace sentir en los hogares.
Esperar no es una política. Menos aún puede superarse este callejón sin salida, como propone el PTS, “operando” con un buen abogado en el Ministerio o presionando sobre las instituciones con personalidades y solicitadas.

La lección de las grandes luchas de esta etapa debe orientar a los trabajadores de FP a la ocupación efectiva de la empresa, con la perspectiva de poner en marcha la producción que la patronal paralizó.

Si los Fabbri no vacilan en violar la legalidad capitalista (los despidos fueron la represalia a la tentativa de organizarse sindicalmente, luego desconoció parcialmente la conciliación obligatoria y produjo el lock-out) y amenazan con dejar a decenas de familias sin empleo, ¿por qué los trabajadores deberían detenerse en los umbrales de la fábrica, esperando pasivamente que algún juez les dé el empujón definitivo a la calle?

Malhe, Pilkington, Massuh, Indugraf, General Motors, Cive son ejemplos claros de lo que hay que hacer y de lo que cuesta no hacerlo o hacerlo a destiempo.

Miguel Bravetti