Políticas

20/10/1994|430

La Matanza en llamas

“La Matanza es el distrito que muestra los mayores índices de consumo y distribución de droga en todo el país … Se comercializan cien kilos de cocaína por mes; cada uno de ellos alcanza en el mercado mayorista un valor de 10.000 dólares” (La Nación, 14/10).


“La Matanza sería un oasis para el tráfico de drogas, su Brigada de Investigaciones estaría comprometida con operaciones fraudulentas” (ídem).


Según declaró un oficial del Servicio Penitenciario bonaerense apodado Tribilín, en la oficina del jefe de la Brigada de Investigaciones de La Matanza se planificó la golpiza contra el periodista López Echagüe, que precisamente investigaba las “operaciones sucias” en el Mercado Central, catalogado como uno de los centros de distribución de droga en el distrito, y las conexiones de Pierri en el Mercado. Tribilín confesó haber sido uno de los matones que “marcó el rostro” de López Echagüe y haber recibido por ello 500 dólares de parte del jefe de la Brigada (La Maga, 12/10).


Los “curros” municipales más “tradicionales”, como la sobrefacturación de los gastos de la comuna, suman millones.


Todas estas denuncias, que han brotado como una catarata en la última semana, radiografían las “bases de sustentación” del régimen duhaldista en toda la provincia: la privatización de los casinos, que Duhalde “empujó” desaforadamente en la Constituyente, es el ámbito adecuado para “limpiar” el “dinero sucio” de estas y otras operaciones.


Las “novedades”  periodísticas golpean de lleno a Duhalde y a Pierri, lo que explica el denodado esfuerzo por evitar la difusión televisiva de un programa especial de investigación sobre “la corrupción en La Matanza”.


Distintos comentaristas han arriesgado la hipótesis de que el menemismo estaría interesado, cuando menos, en la difusión de las denuncias con el objeto de golpear a Duhalde y liquidar la candidatura de Pierri, que pretende imponerse como vice de Menem. Se trataría, en consecuencia, de la explosión de una crisis política palaciega, aunque no la única, como lo revela el reciente enfrentamiento público entre Sofovich y Neustadt.