Políticas

28/5/2009|1085

“La muerte de nuestros hijos era evitable”

Cromañón

Luego de nueve meses puedo afirmar que el juicio transcurre dentro de lo previsto. Nunca me ilusioné con que en él se producirían grandes revelaciones.

Cada imputado atendiendo su juego. Tratando de salvar su ropa, sin dudar en echarle la culpa a las víctimas, rehuyendo en todo momento sus responsabilidades en esta masacre. Basta con ver la escandalosa exposición mediática de Omar Chabán a la cual nos están sometiendo en las últimas semanas. No diciendo nada, continuando con una mala actuación que lo deja al borde del ridículo.

A mi entender ya tendría que haberse dictado sentencia, porque el desfile de testimonios lo único que hace es dilatar plazos, aunque la fecha de sentencia era más o menos previsible. Además, quiero que nadie se queje diciendo que han sido vulneradas las garantías del Debido Proceso, porque para eso son mandados hacer. Garantías, eso sí, que no tuvieron Nuestros Chicos.

No veo una maniobra política por el tema de las elecciones, dado que inclusive estaban previstas para octubre, y el adelantamiento de las mismas obedece a la mezquindad del matrimonio gobernante. Matrimonio, que dicho sea de paso se escondió bajo el hielo de El Calafate, una vez ocurrida la masacre, para luego encubrir y salvar al principal responsable político de este crimen social, Aníbal Ibarra. Salvado por toda una corporación política que si bien lo destituyó, dado que no los quedó más remedio ante tanta desidia e ineptitud, pero no lo inhabilitó para ocupar cargos políticos. Y hoy lo vemos como legislador de la Ciudad y candidato a Diputado, cuando debería estar sentado en este juicio también como acusado. Se victimizó diciendo que fue un golpe del macrismo, cuando él cogobernó con ellos, los cuales le aprobaron cuanta resolución remitió a la legislatura. Hay que tener cara! O no tener.

Y lo más lindo es que se ufana de que fue sobreseído en ocho oportunidades. Ah! los milagros de esta Justicia K, con jueces permeables que dictan resoluciones a pedido, porque absolver a alguien sin ser indagado para sacarle el estado de sospecha, bien lo querría más de un detenido en nuestras cárceles.

A ver si soy claro, este amoral es responsable de doscientas muertes, pero lo salvan porque es del “palo”. Parece que la honradez del ladriprogresismo es menos necesaria que la honradez neoliberal

Y esta justicia es obra del dúo gobernante, la Presidente nombró durante el 2008 a 94 jueces. El Consejo de la Magistratura con la nueva conformación también es utilizado extorsivamente, para que ningún juez saque los pies del plato y que ni se le ocurra investigar a los amigos K. AH! eso sí pero tenemos una Corte que es una “maravilla”. Como si llegar a la Corte fuera cosa de todos y para todos.

Bertold Brecht, que no conoció la Argentina, lo dijo clarito “Muchos Jueces son incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia”.

Ahora muchos vienen a descubrir lo trucho que es Ibarra, luego de la nota de Telenoche. Si desde hace cuatro años y medio lo venimos denunciando. Me duele que la condena social sea por esto, que ha de hacer práctica del 90% de nuestra clase política y no po el crimen de Cromañón. Es una especie de Al Capone, que fue en cana por evasor y no por criminal. Me suena a hipocresía.

En definitiva, este juicio, incompleto dado que no están todos los que deberían estar, es lo único que tenemos. No soy optimista.

El código penal protege la corrupción de los funcionarios, las condenas allí estipuladas son un par de chas chas en la cola, por algo no lo reforman. No sea cosa un día los jueces se “equivoquen” y condenen a alguno de los “nuestros”.

Estimo que no habrá grandes condenas. Gran parte de la sociedad no se ha convencido aún que Cromañon es un crimen social, donde se juntaron el afán de lucro sin límites, la corrupción y el desprecio por la vida de los jóvenes.

No fue la fatalidad la que desencadenó este crimen, como intentan instalar los responsables del mismo. No fue un accidente, se trató de una verdadera ejecución social. La muerte de nuestros hijos era evitable. Poco y nada cambió desde entonces.

Miguel Angel Barbalace, papá de Gisela, víctima de la masacre de Cromañón (23/5)