Políticas

30/12/2018

La Nación festeja la calma que precede la tormenta

Un editorial que desnuda la co-gobernabilidad de Macri y del pejotismo.

En un editorial que lleva el título “El enigma de un diciembre calmo” el secretario de redacción de este diario oficialista, el genuflexo Pablo Sirvén , hace palmas de alivio porque frente al “peor año desde la hecatombe 2001/02” la Argentina se ha mantenido tranquila (La Nación, 30.12). El editorial podría haberse titulado, entonces, “¡Viva la hecatombe!”, generada por el plan de guerra piloteado por Macri y el FMI contra las masas, y al servicio del lucro del gran capital.


Sirvén festeja, igual, con los dedos cruzados. Atormentado por el fantasma de las rebeliones generadas por las hecatombes que defiende, recuerda por las dudas que “diciembre no perdona desde el fatídico último mes del año en que Fernando de la Rúa tuvo que tomarse el helicóptero (…) Cristina Kirchner lo tuvo bien negro y luctuoso en el fin de año de 2013, con revueltas policiales y 14 muertos (…) como también lo padeció Mauricio Macri, después de dos diciembres en paz (los del 2015 y 2016), el año pasado, con las 14 toneladas de piedra y las batallas campales frente al Congreso” ( ídem).


Por eso Sirvén destaca lo que explica, según él –a pesar de la hecatombe que reconoce y de los tarifazos anunciados que auguran una hecatombe mayor–, la calma de este fin de diciembre: la enorme malla de contención desplegada por el lastre tirado por el macrismo, la colaboración del PJ y de Cristina y la intervención del Vaticano.


Un diciembre que, aunque lo omita, está jalonado de grandes luchas, como la de los trabajadores despedidos de Siam, las multitudinarias jornadas de lucha de los movimientos sociales independientes del gobierno y del Vaticano y la enorme huelga y ocupación de fábrica de los trabajadores de Interpack, que lleva ya 27 días, por la reincorporación de 11 obreros despedidos ilegalmente, casi tantos como el mes de diciembre que enaltece.


Cristina, la CGT y Grabois


El editorial exalta los refuerzos miserables de comida del gobierno a los comedores y los bonos igualmente paupérrimos para los que reciben la Asignación Universal por Hijo, pero por sobre todas las cosas el equilibrio de Cristina Kichner que “atraviesa la honda recesión con táctico silencio” (…) el bono acordado por la CGT” (que ofició de excusa para levantar todos los paros y reforzar la tregua) y el retiro de las calles del trío vaticano, encabezado por Juan Grabois, hoy una de las espadas del cristinismo. Según Sirvén, Grabois calificó la “paritaria” de los movimientos sociales del 1 al 10 con un 11: “Pedíamos 10 y nos dieron 11”. Con ello, reconoció Grabois, “el gobierno compra tranquilidad social. Pero no confundir tranquilidad con paz. La paz es producto de la justicia. Igual no voy a hacer nada para voltearlo ni queremos que se vayan en helicóptero” (sic). El ala izquierda del pejotismo confiesa que entrega la lucha de los trabajadores desocupados por chirolas para sostener al régimen de guerra de Macri-FMI y los gobernadores, y que es defensor del régimen de la injusticia, “porque no queremos ni voltearlo ni que se vayan en helicóptero”.


El Polo Obrero, la contracara


Pero los fantasmas le comen el bocho al editorialista, que terminó su editorial destacando que el gobierno de Cambiemos “no cedió a la extorsión del Polo Obrero que acampó en la 9 de Julio por 10.000 planes más y no se llevó nada porque no había más plata” (ídem). Más allá de la apreciación del funcionario y del editorialista, ese acampe del Polo Obrero desafió y en esa jornada derrotó la aplicación del protocolo criminal de Bullrich, el primer día que se quiso poner en práctica oficialmente, con la asunción como ministro de seguridad del gobierno de Rodríguez Larreta, el derechista Diego Santilli.


En el diciembre de los “enigmas”, la lucha de los trabajadores de Siam, de los compañeros del Polo Obrero y de los ocupantes de Interpack abren surcos en el camino de los trabajadores para derrotar el plan de guerra de Macri, el FMI y el pejotismo, y abrir paso a una salida obrera a la crisis.