Políticas

10/4/2003|796

La otra guerra

2 de abril: De la guerra de Malvinas a la invasion a Irak

En vísperas de un nuevo 2 de abril, las reflexiones y los paralelos con la guerra imperialista actual resultan inevitables. Han pasado 21 años y la situación internacional ha cambiado decisivamente.


Eliminado el espejismo de la bipolaridad entre el imperialismo y el llamado “socialismo real” que se encarnaba en la ex Unión Soviética, el capitalismo se ha encontrado por más de una década sin enemigos a quien enfrentar. Enfrentado a su propia naturaleza, ha tropezado consigo mismo…


Esta nueva situación la sufrimos en primer lugar, con penurias extremas, las masas populares en todas las latitudes. Lo más grave (para los centros de poder) es que la economía norteamericana, la japonesa y la europea llevan años estancadas. Las caídas de las bolsas, las quiebras de gigantescos consorcios como Enron, rodeadas de delitos económicos, el déficit fiscal norteamericano de 600.000 millones de dólares anuales, dan idea de la encrucijada histórica que afronta el sistema imperante en el planeta.


Es esta crisis sin precedentes la que impulsó a Bush a la locura de la guerra. Se trataba de recuperar la autoridad, por medio de un despliegue de fuerzas apabullante, que le permitiera establecer una dominación directa, y resolver los conflictos de intereses pendientes, con todos los pueblos oprimidos del orbe y hasta con sus competidores capitalistas en Europa y Oriente.


La excusa predilecta de una dictadura genocida, sirvió hace 21 años al imperio para justificar la masacre de nuestros muchachos en Malvinas y salvó del derrumbe a la Thatcher. Esa misma excusa pretende ahora justificar la invasión y el “reparto” de Irak. Así como nuestras cuentas con el ex dictador Galtieri no nos hicieron vacilar en defender el territorio argentino contra el colonialismo “pirata”, tampoco los pueblos se confunden y salen por millones a las calles a defender al pueblo y a la nación iraquí contra la invasión anglo-yanqui. Paradojalmente (o no tanto), la dictadura argentina de los ’70, tanto como el régimen de Saddam, han sido criaturas del propio imperialismo.


Sin embargo, EE.UU. está fracasando, revelando que no es suficiente el poder militar para dominar el mundo, porque los pueblos han pasado a ser protagonistas, empezando por la valerosa resistencia del pueblo y el ejército iraquí.


La hipocresía de la diplomacia internacional impidió en 1982 que los organismos internacionales repudiaran el colonialismo inglés. Hoy la Onu tampoco condena los bombardeos indiscriminados a la población civil, que se agudizan día a día, ante el empantanamiento militar de la invasión.


Los supuestos “neutrales”, entre ellos Francia, Alemania y… Argentina, se han negado con su voto a considerar en la Onu una moción de condena contra las violaciones a los derechos humanos que están perpetrando en Irak las tropas invasoras.


Duhalde se ha sacado así la careta, y de paso ha desenmascarado a su candidato oficial, desnudando los pérfidos pronunciamientos “antinorteamericanos” de la Cámara de Diputados de la provincia y del Concejo Deliberante local, que si fueran coherentes, deberían ahora repudiar la complicidad del gobierno argentino con la guerra imperialista.


En cierto modo, aquella guerra de Malvinas y la actual son parte de la misma guerra entre los opresores y los oprimidos de la Tierra. La bravísima resistencia de Irak, honra la memoria de los caídos en nuestras islas. El imperio capitalista nos precipita velozmente a la barbarie, mientras en el otro polo se agiganta la movilización, se refuerza la organización obrera, y el mundo gira hacia la izquierda, anunciando la verdadera hora de los pueblos.