La primera ley nacional del Partido Obrero

El resarcimiento a los ex ypefianos es Ley


Por primera vez, las gradas del Congreso escaparon al control del kirchnerismo. Colmadas de ypefianos, esas gradas despejaron toda duda sobre la autoría de la ley, el eje del debate en la sesión final de aprobación.


 


 


El embate contra nosotros del diputado Mario Metaza, del kirchnerismo santacruceño, socio de la entrega petrolera de los '90 y de la actual, fue un búmeran. Reivindicó la “ley Feletti”, que consistía en 120 cuotas asistenciales de 900 pesos y que no contemplaba a quienes ya cobraron un importe parcial en 2003, la gran mayoría de los 36 mil beneficiarios de la ley aprobada.


 


 


Esta contempla a todos los afectados e incluso a sus herederos en los bonos equivalentes a las 956 acciones de YPF SA, está muy lejos del proyecto oficial. Tampoco es el nuestro, elaborado con la Coordinadora de Ypefianos que igualaba el cobro en los 90 mil dólares cobrados en los años '90 por quienes no perdieron su puesto de trabajo. La ley aprobada es un compromiso aprobado por los ex ypefianos en función de una relación de fuerzas después de 23 años de luchas, defraudaciones y desgastes.


 


 


Todos los bloques tuvieron algún proyecto presentado en algún momento de las dos décadas transcurridas. Digamos también que todos fueron gobierno y continuaron con el despojo. El punto es que el Partido Obrero con sus diputados puso la cuestión en el centro del debate cuando se indemnizó a Repsol, después de nuevo cuando se votó la ley Chevron. De modo que nuestro proyecto de ley no sólo elevó la mira económica, sino que fue el instrumento del retome de la iniciativa política por parte de los trabajadores para reiniciar la lucha y llevarla a esta victoria. Por esta iniciativa se escindieron movimientos controlados por las fuerzas tradicionales de las provincias petroleras y se reforzó un movimiento -independiente de punteros y gobiernos provinciales- en torno de la Coordinadora.


 


 


La relación de fuerzas está dada también por otra circunstancia que realza la conquista. La agenda del Congreso desde que estamos en él, ha sido el Club de París, la indemnización a los vaciadores de YPF, la ley Chevron para entregar Vaca Muerta, la rebaja de impuestos a los grupos económicos del biodiésel, la rebaja de aportes patronales, la entrega del 4G a las telefónicas mediante Argentina Digital, los acuerdos leoninos con China, la re-privatización ferroviaria -es decir la agenda del gran capital. A contrapelo de ella logramos esta conquista obrera.


 


 


Como en muchas otras iniciativas las bancas del PO desenvolvieron un método: la acción conjunta con las organizaciones sindicales, políticas y de lucha del movimiento obrero -en este caso, la Coordinadora. Audiencias públicas, actos, piquetes, volanteos a YPF, mesa redonda entre Altamira y Fabián Rogel (diputado UCR que apoyó la ley), intervención de Altamira en sesión de especialistas en energía, movilización al Senado, movidas provinciales, asambleas por distrito. Por ello en la sesión final hubo ypefianos de Salta, Mendoza, Caleta Olivia y otras localidades de Santa Cruz, Ensenada y otros puntos de la provincia de Buenos Aires, así como de Chubut. La génesis de esta ley obrera fue un paso en la fusión del movimiento obrero y la izquierda.


 


 


Muy aplaudidas también, marcamos dos cuestiones. Que el movimiento sigue, para garantizar la mejor implementación del gobierno, puesto que en la reglamentación de la ley y en la emisión, según cuál sea el tipo de bonos, pueden perjudicar a los trabajadores. Y que se abre una nueva fase de lucha por proyectos ya elaborados de reinserción laboral a YPF de todos los que puedan y de resarcimiento jubilatorio.


 


 


Los tiempos electorales que corren llevaron a distintos bloques que se opusieron en el pasado, como el PRO, a votar esta ley. También la conciencia de la necesidad de despejar el horizonte judicial de YPF SA a los Soros, los inversores del 49% privado de la petrolera. Pero hay inquietud por el antecedente. Efectivamente, para nosotros es un gran antecedente para la clase obrera en su conjunto y ya estamos desarrollando un potente movimiento por la Participación en las Ganancias de los telefónicos, por el Programa de Propiedad Participada de los portuarios con gremios de la actividad, por Petroquímica Mosconi, entre otros.


 


 


Se trata de la victoria política de un movimiento que arrancó golpeado, pero muy politizado a partir del balance de dos décadas de lucha contra toda la política capitalista.