Políticas

14/7/2020

La reunión con Alberto Fernández y la verdadera grieta: los capitalistas y los anticapitalistas

Romina Del Plá insistió con una salida obrera ante la crisis que atravesamos.

La reunión que convocó el presidente Alberto Fernández con los jefes de bloques parlamentarios nació en crisis. Tempranamente Juntos Por el Cambio reclamó una reunión unilateral –que consiguió sin demasiado esfuerzo, logrando un “tratamiento diferencial” (Clarín, 13/7) y una reunión previa a la que tuvo lugar con el resto de las bancadas.

De esa reunión participaron representantes del oficialismo, del PRO y de la UCR –con la abstención de la Coalición Cívica de Carrió. El comunicado que emitieron desde la Casa Rosada sobre la misma destaca del discurso de AF: “Quiero que de una vez y para siempre podamos trabajar juntos en la construcción de un destino común”. Toda una confesión respecto de una orientación política de confluencia con los principales y más representativos voceros de la derecha en nuestro país.

Como denunció nuestra diputada Romina Del Plá, la maniobra de Juntos Por el Cambio fue un chantaje al que accedió sin miramientos el presidente y la coalición gobernante. La prensa destaca el papel jugado por Sergio Massa en ello –nada sorprendente por parte del dirigente que, apenas asumido el macrismo, se subió a un avión con el entonces presidente Macri para acompañar el pacto ruinoso con los fondos buitre.

La verdadera divisoria de aguas

La definición más relevante sobre el asunto lo aportó Cornejo (el exgobernador de Mendoza cuyo principal pergamino es haber ido más a fondo en el ajuste macrista que el propio Macri). El mendocino explicó que no correspondía que su bloque compartiera una misma reunión “con los anticapitalistas del FIT”. Honestidad brutal. Cornejo dio en la clave del problema de fondo, pero también dejó al desnudo el falso republicanismo y los límites de la ideología de la “tolerancia” que ellos promueven. Sin ambages propuso ejercer la democracia de los capitalistas, la verdadera naturaleza del sistema.

Mal que le pese a Cornejo y los suyos, los diputados del Frente de Izquierda tienen un lugar ganado porque han sido votados para ello, con un claro mandato contra la subordinación del país y de los intereses nacionales al FMI y al capital financiero.

En cambio, la derecha usó de coartada su desplante y el ataque a la izquierda para encubrir que son agentes del FMI, de Vicentin y que ellos coinciden enteramente con la reestructuración entreguista de la deuda que se está llevando a cabo, con el retorno al FMI –que trajo al país el macrismo y que ya está interviniendo-, con el rescate a los capitalistas a costa de los trabajadores mediante una moratoria y un blanqueo escandalosos, con el saqueo cada vez más gravoso de la Anses para financiar a las patronales (¡incluso a las que fugan capitales!), con el robo a los jubilados -eliminando la movilidad que ya había esquilmado el macrismo-, con la anuencia ante las rebajas salariales y los despidos –que ya llevan medio millón en la primera parte del año y todos los pronósticos vaticinan que llegaremos al doble de esa cifra al concluir el 2020. Todo lo que denunció Del Plá, sin pelos en la lengua, en declaraciones públicas y ante el Presidente en la reunión del día de ayer.

El planteo de Romina Del Plá: los anticapitalistas como únicos voceros de las y los trabajadores

Lo primero que le reclamó nuestra diputada a Alberto Fernández fue que “intervenga personalmente para lograr la aparición con vida de Facundo Castro -desaparecido hace 70 días y visto por última vez detenido por la Bonaerense bajo responsabilidad del ministro Berni y el gobernador Kicillof”. Romina denunció que el caso se da en una seguidilla de crímenes de gatillo fácil en la provincia de Buenos Aires, en Tucumán y en todo el país. “Por ejemplo, hoy estuve en la movilización que acompañó a la familia de Lucas Verón en La Matanza, en el que es clarísima la protección judicial y política de este accionar” -denunció de entrada ante el presidente de la Nación.

 

Luego de denunciar el chantaje de Juntos Por el Cambio (“agentes del FMI, el capital financiero y los intereses de vaciadores como el grupo Vicentin”) –y el sometimiento del Frente de Todos al mismo- argumentó “la necesidad de reforzar una agenda que es antagónica a estos planteos”.

Volvió a reclamar por la centralización de todo el sistema de salud (público, privado y de obras sociales), bajo control de los trabajadores y profesionales de la salud –a quienes se les debería garantizar de inmediato el pase a planta y un aumento salarial de emergencia. “Todos los días vemos cómo, de los enfermos que son atendidos por el sistema privado, se pierde rápidamente el rastro, y acá tenemos problemas muy serios para detener la propagación del virus”. Sorprende que sobre este punto el Presidente no consideró necesario hacer ninguna devolución ni respuesta, cuando los riesgos de un colapso del sistema sanitario están a la orden del día.

Planteó la necesidad de garantizar el cese de todo despido y de rebaja salarial, incluyendo la actualización de los salarios por inflación y la estatización de toda empresa que cierre para ponerla bajo control y gestión de los trabajadores. Cosa que no ocurre ni con Vicentín ni con otras enormes quiebras y despidos. Romina Del Plá denunció asimismo que “el DNU que usted emitió no lo cumple nadie, ni siquiera la propia administración estatal porque tenemos a YPF anunciando la reducción de un 20% del personal”.

Luego, pidió la restitución de la movilidad jubilatoria y llevar las jubilaciones mínimas a $30.000. De igual modo que se garantice un ingreso de $30.000 para todos los parados, desocupados, precarizados y sectores sin ingresos.

Finalmente, defendió una vía de financiamiento de todas estas medidas: un impuesto progresivo a las grandes rentas y fortunas capitalistas, incluyendo las corporativas y las acciones de la bolsa –tal como plantea el proyecto del Frente de Izquierda, el único presentado sobre el tema. Y, desde ya, el no pago de la deuda externa fraudulenta y usuraria (con la sola excepción de los títulos que están en manos de la Anses a ver si paran de una vez por todas de robarle a los jubilados). Dejando así planteados los puntos centrales de una reorganización económica y social bajo dirección de los trabajadores.

Aborto legal

Nuestra compañera cerró su intervención reclamando una vez más por el derecho al aborto legal. Entre tanto reclamo capitalista, patronal y antipopular, se destacó como vocera de un movimiento de lucha que sacudió al país entero y que ahora quieren doblegar: “no puede esperar más el aborto legal, sino vamos a seguir contando muertas y las consecuencias del aborto clandestino… esto no se puede demorar más porque la situación es gravísima y se agudiza durante la cuarentena”, aseveró con contundencia.

Este fue otro punto sobre el que el Presidente omitió hacer referencia en su discurso de cierre. Pero, en su lugar, el que recogió el guante fue el líder de la bancada oficialista en el Senado, Mayans: “no importa de quién sea el proyecto (de aborto) que se trate”, él va a hacer todo lo posible para que fracase. El movimiento de mujeres debe tomar nota de que él es una de las principales espadas del Frente de Todos en el Senado.

Unidad nacional e internacional con la derecha

Para referirse al impacto de la pandemia a nivel mundial, AF citó una conversación –en tono amigable- con el primer ministro de Israel. Menudo gesto político: entre tantos eligió al dirigente de un Estado títere del imperialismo y responsable de una ofensiva criminal cotidiana contra el pueblo palestino y los oprimidos de Medio Oriente.

“Si miráramos las bolsas de valores, lo que veríamos son más empresas muertas. Los valores, los títulos, los bonos de los países centrales están absolutamente en caída, y se desploman a una velocidad enorme” dijo sin reparar en que está impulsando una renegociación de la deuda que les concede a los titulares de esos bonos y acciones valuaciones inexistentes en el mercado (muy superiores a su valor real).

Hizo un absurdo elogio del Ingreso Familiar de Emergencia, que se cobró en cuentagotas, en proporciones menores a lo solicitado y del ATP pagado a las empresas –sin mencionar que es financiado con el dinero que le roban a los jubilados. Ante los cuestionamientos del Frente de Izquierda sobre los escasos 10 mil pesos del IFE, no se ruborizó en sostener que “para quien no tiene nada, 10 mil pesos significa mucho”. Un papelón para un presidente que presume de “nacional y popular”.

Reivindicó su acto del 9 de julio con lo más rancio de la burguesía y sostuvo que con “los 6 que me acompañaron también vamos a construir el país que necesitamos”. Poniendo así blanco sobre negro el carácter del pacto social que trama con ellos y la burocracia sindical.

No se privó de hacer una cínica referencia a la defensa del medio ambiente. “La pandemia lo que me dejó ver es que cuando los humanos nos encerramos, el agua de los ríos es más transparente, el cielo es más transparente, el mundo está menos contaminado”. ¿De qué habla? Durante la pandemia crecieron los desmontes con la friolera de 38.852 ha (Clarín, 14/7).

Respecto de nuestra denuncia sobre Vicentin respondió indirectamente: “me equivoqué”. Y aclaró, “si quisiera expropiar no lo haría con empresas en quiebra”. Blanqueó que se trata de un rescate de los acreedores y vaciadores.

Facundo Castro y la impunidad policial: la peor lavada de manos

“Yo desprecio tanto como Nicolás y Romina la violencia institucional. (…) En el caso concreto de Facundo Castro tengo la misma preocupación que ustedes. Y vamos a poner todo nuestro esfuerzo para saber qué ha pasado ahí (…) No queremos de ningún modo que el Estado ejerza ningún tipo de violencia institucional indebida.”

Alberto Fernández habló de un tema tan serio como si no fuera el presidente de este país y como si no tuviera el poder de intervenir sobre el accionar de la maldita policía del gatillo fácil y los múltiples crímenes y vejaciones al pueblo trabajador. Él no tiene que “compartir nuestra preocupación”, tiene que ocuparse.

Cornejo tenía razón. No en el método, pero sí en la caracterización: los reclamos obreros, populares y antirrepresivos que defiende el FIT son incompatibles con la agenda del capital que comparten el Frente de Todos y Juntos Por el Cambio.