Políticas

2/5/1995|446

La tercera vuelta es la vencida

En las últimas horas, incluso las encuestas del oficialismo están admitiendo la inevitabilidad de la segunda vuelta o balotaje.


Lo sorprendente de esta información es que no se llega a esa instancia porque Bordón haya achicado la diferencia con Menem a menos de diez puntos, sino porque Menem no consigue superar el mínimo del 40% necesario para evitar el balotaje. De acuerdo a estos datos, la segunda vuelta sería protagonizada por dos hombres que gozan de la desconfianza nacional.


A este extremo de crisis política ha llevado el derrumbe del “plan”  Cavallo, lo que no significa, sin embargo, que esa crisis política se encuentre próxima a finalizar. Con primero o segundo turno, las elecciones no decidirán nada; simplemente se limitarán a designar al hombre que deberá descargar toda la crisis sobre las espaldas populares y, por sobre todo, enfrentar la reacción popular.


La medida de la crisis post-electoral la ofrecen los 10.000 millones de dólares que están afectados por la bancarrota bancaria, que habrá de materializarse después del 14 de mayo. Están anunciados miles de despidos de bancarios y cierres en masa de pequeñas y grandes empresas.


La “vedette” de la crisis será el colapso de buena parte de las AFJP y de las compañías de seguro.


Menem o Bordón, cualquiera de ellos, llamará a formar un gobierno de unión nacional. El mendocino ya hizo conocer que su “pollo” para el ministerio de Economía es Juan Llach, el segundo de Cavallo. Esta perspectiva explica el operativo Balza, destinado a “cicatrizar”  las diferencias entre torturadores y centroizquierdistas.


El balotaje decisivo, como se ve, se jugará después de la segunda vuelta —entre los trabajadores, de un lado, y Menem-Bordón-Massaccesi, del otro. Los Estabillo fueguinos harán escuela a nivel nacional.


¿Cómo va a votar usted, compañero trabajador?


Si lo hace por el “mal menor” , perderá como en la guerra. Si lo hace pensando en la tercera vuelta post-electoral, cuando se juegue el destino próximo de las grandes masas, deberá votar por el Partido Obrero, que será la dirección consecuente de las próximas luchas.


Si ganamos la tercera vuelta, no habrá Menems o Bordones que puedan imponer los planes del FMI. Si perdemos, viviremos bajo una dictadura civil pro-imperialista.


Todo dependerá de la calidad política de la dirección de los trabajadores.


Tan simple como eso.