Suelto de cuerpo, en el Canal 26, el miércoles 9 de julio, cuando los compañeros estaban todavía doloridos por la golpiza y las heridas, Cristian Castillo, del PTS, se presentó como protagonista de las movilizaciones del lunes y del martes, contra el gobierno y contra la oligarquía. Simplemente, no es cierto que el PTS hubiera estado en la movilización del lunes o que la apoyara de alguna manera. Una delegación con un cartel se acercó, el martes, al otro día, a la marcha contra la represión. Parecía un gesto de arrepentimiento.

Lo real es que en una reunión el sábado 5, en la Unión Ferroviaria de Victoria, el PTS rechazó las invitaciones formuladas por diversas delegaciones (Polo Obrero de San Fernando, Daniel Sierra de Suteba General Sarmiento, Gustavo Lerer del Garrahan) a participar de la marcha que estaba convocada con una consigna política: “ni con el gobierno de los monopolios ni con los monopolios del campo”.

En la discusión política que tuvo lugar en la reunión de la Unión Ferroviaria, el PTS se empeñó en oponerse a que se fijara una posición frente a la crisis política. Menos que menos un programa para esa crisis como plantea el documento de las organizaciones reprimidas (nacionalización del comercio exterior, los puertos y la gran propiedad terrateniente, reapertura de paritarias, subsidio al desocupado) y mucho menos todavía para ir a ganar la Plaza de Mayo con una acción de lucha por ese programa. ¿Lo que pudieron elaborar las organizaciones piqueteras no lo podía hacer el plenario obrero de la zona norte? El PTS reduce la crisis a un “marco” en el cual los trabajadores deberían presentar sus reivindicaciones. ¿Política? ¡No!

El MAS siguió esta línea. Sorpresivamente, la FTC se bajó de la movilización del lunes para “unir”, con el PTS, a “todo el campo del ni”, en su propia carpa roja en el camping de congreso.

Con la verdad no ofendemos.