El escenario electoral se ha tornado explosivo.

 

A tres semanas de las elecciones en todos los partidos y frentes patronales se están produciendo desgajamientos, renuncias, expulsiones, etc. Todo esto en un cuadro en el que están saliendo a luz enormes negociados. Un síntoma claro de descomposición de la vieja política.

 

En el caso del Frente Cívico se ha producido la renuncia de la jefa de campaña, denunciando al gobierno por no poner suficientes fondos para la campaña (léase bolsones, chapas, etc.). Brizuela del Moral sostuvo que la campaña se debía realizar presentando las obras del gobierno, pero éstas no existen. Los candidatos radicales y sus punteros, en su mayoría opositores internos al brizuelismo, denuncian que la falta de fondos es un boicot a la campaña.

 

Por el lado del PJ, Barrionuevo, que había renunciado a la presidencia del PJ para abrir la posibilidad de un acuerdo de sus candidatos con el gobierno nacional, tuvo que regresar a la provincia a ponerse a la cabeza de la campaña cuando comprobó que cada camarilla hacía campaña por la suya y están enfrentadas entre sí. Barrionuevo decidió la expulsión de 30 dirigentes del PJ que estaban integrando listas con Saadi o el Frente Cívico. Del lado del saadismo, que presentó una alianza de diez partidos, cinco de ellos han renunciado a la misma. El frente liderado por el vicegobernador Colombo, que se abrió del Frente Cívico, ha sufrido el desgajamiento de Patria Libre a partir de que Kirchner decidiera apoyar al FC. El partido de Colombo, a su vez, ha sufrido la renuncia pública de varios candidatos ya oficializados.

 

En la semana estuvo Lilita Carrió procurando darle aire al ARI, pero no pudieron hacer un acto en la capital.

 

Frente a este escenario, la campaña del PO se abre paso denunciando a las mafias que gobiernan y proponiendo una salida sobre nuevas bases sociales. Hemos tenido que enfrentar diversas provocaciones armadas desde los medios adictos al gobierno, la presión sobre el intendente de Valle Viejo para obligarnos a levantar el Encuentro Folclórico y la presión sobre las ollas y comedores del Polo, desabasteciéndolos de comida.