Eso fue sin dudas. Un piquete de 1.500 personas contra la guerra. Un gran piquete contra el intento de “relegitimar” a los partidos patronales.

El acto en sí ha sido una confirmación de que la rebelión popular goza de muy buena salud. Porque ha significado un salto importante en la capacidad de movilización y de conciencia. Los piqueteros se metieron en la campaña electoral con la convicción de que las reivindicaciones por las que luchamos día a día, chocan contra el Estado capitalista y sus gobiernos, y exigen una enérgica lucha política.

En el acto hablaron compañeros piqueteros que hace un año y medio aún se encontraban aislados en sus barrios, y ahora se plantan como dirigentes políticos que definen en unas cuantas palabras la perspectiva del gobierno de los trabajadores.

El caluroso recibimiento a Eduardo Salas, “el dirigente piquetero más importante de la provincia” – en palabras de La Voz del Interior, puso de manifiesto que la candidatura piquetera impactó, pero más impactó cuando Salas propuso ganar las calles con piquetes y cacerolazos ni bien cayera la primera bomba sobre Irak y la multitud respondió con todas las manos arriba.

Está planteada una vigorosa intervención en las barriadas más populosas de la ciudad. Pretendemos reunir dos mil fiscales, abrir 20 locales y garantizar la presencia permanente de mesas y pintadas en la ciudad.

La campaña se desarrolla en un cuadro provincial de profunda crisis. De la Sota, que va por su reelección como gobernador, está desarrollando una campaña casi clandestina. El radicalismo se quedó sin los dos candidatos que podían disputarle al peronismo: Martí renunció “por problemas de salud” y Mestre (ex gobernador y ministro del Interior de De la Rúa) murió hace pocos días.

De la Sota ha lanzado el llamado “Programa Red Vida”. Pero, “lo que para muchos de sus colaboradores es el plan de gestión para su segundo período” (La Voz…, 13/3) no es más que una lápida, incluso para el propio capital. “Red Vida Trabajo…” propone salarios basura de 140 pesos bancados por el Estado provincial con más deuda, que se transformarían en mano de obra gratis para que las empresas puedan reemplazar trabajadores en actividad que hoy ganan 2, 3 ó 4 veces más. Esta es la respuesta del gobierno provincial al desmantelamiento de la industria y al vaciamiento y quiebras truchas de empresas.

En este sentido, la lucha del Partido Obrero y del movimiento piquetero por puestos genuinos de trabajo, con salarios de convenio y un salario mínimo acorde la canasta familiar, adquiere un carácter estratégico.

Nuestros piqueteros han trazado de la manera más natural un puente entre esta lucha y la lucha política.

Nuestros hombres y mujeres luchan y lucharán en todos los terrenos para que una Asamblea Constituyente se haga cargo del gobierno en todos los niveles y reorganice política y socialmente a la provincia y al país.