Políticas
12/9/2020
Larreta no defiende a “los porteños”
La opulencia solo está en Puerto Madero, mientras se descarga el ajuste sobre los trabajadores de la Ciudad.
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En la conferencia de prensa donde anunció que recurrirá a la Justicia por el recorte de fondos de la coparticipación, Horacio Rodríguez Larreta pretendió erigirse en defensor de “los porteños” y en líder de la oposición derechista, confrontando con Alberto Fernández y su discurso de la “Ciudad opulenta”.
“Nos sacan fondos de un día para el otro en medio de una pandemia” se quejó Larreta. La denuncia podría sonar justa, si no fuera porque él aplica una política de ajuste contra los trabajadores y los sectores populares. En plena crisis sanitaria, el jefe de Gobierno no ha utilizado los recursos para reforzar el sistema de salud, la precarización laboral y el déficit de infraestructura han provocado la saturación del sistema, aún cuando hubo una “cuarentena temprana” que dio tiempo para prepararlo.
Las enfermeras cobran salarios de menos de 40.000 pesos y tiene que trabajar 14 horas diarias para llegar a fin de mes. En los últimos días, Larreta despidió a casi 200 trabajadores precarizados, amparado en la Ley de Emergencia. Además dejó cesantes a más de 2.000 docentes, sin la posibilidad de obtener cargos, y tampoco asistió con conexión y computadoras a docentes y alumnos para garantizar las clases virtuales, pero insiste irresponsablemente en una reapertura de los colegios.
La crisis dejó al desnudo que la urbanización las villas era una farsa. Detrás de reformas de carácter cosmético, más de 300.000 personas se hacinan en condiciones insalubres donde arrecian la pobreza, los desalojos y el desempleo. En la Comuna 8 no existe ningún hospital para esa población, y ni ante una pandemia se destinan fondos a su construcción.
Como se puede observar a simple vista, la opulencia de Buenos Aires solo se observa en Puerto Madero, barrio del presidente Alberto Fernández -y de empresarios, altos funcionarios y burócratas sindicales. La especulación inmobiliaria y un enorme reforzamiento del aparato represivo son la única vidriera de Larreta.
Lo que todos ocultan es que la Ciudad no es una realidad homogénea, sino que está atravesada por enormes contradicciones sociales. El ingreso per cápita que argumenta Fernández es una estadística engañosa, que encubre que la mitad de la población ocupada del distrito tiene salarios de menos de 35.000 pesos -situación que para Fernández y Kicillof ameritó un salariazo en el caso de la Bonaerense. Los recursos son apropiados por una minoría de capitalistas, los bancos, desarrolladores inmobiliarios, el turismo y el juego.
Frente a la pandemia, la política del gobierno porteño fue un mayor endeudamiento -aprobado con los votos del Frente de Todos- y una Ley de Emergencia para congelar salarios y despedir trabajadores precarizados. Agreguemos el levantamiento de la cuarentena a costa del aumento de contagios, avalado por Alberto Fernández, y los subsidios a los grandes grupos capitalistas de la construcción y de la gastronomía, también votado favorablemente por el Frente de Todos. Fue también en plena la pandemia que Larreta hizo votar una ley que reforzó el régimen precarizador de los repartidores, frente a lo cual se abstuvo de manera hipócrita el kirchnerismo. En conclusión, los recursos que se negaron a los trabajadores de la salud, a los docentes, a los desocupados, tuvieron otro destino.
Desde el bloque legislativo del Partido Obrero en el Frente de Izquierda, Gabriel Solano presentó un verdadero plan de emergencia para reforzar el sistema sanitario y la asistencia social. En distintos proyectos planteó el no pago de la fraudulenta deuda de la Ciudad, y un aumento del impuestos a los bancos y a los especuladores inmobiliarios que hubiera permitido recaudar más de 100.000 millones de pesos. Ninguno de los bloques mayoritarios apoyó estas iniciativas.
Por lo tanto, ni tenemos una Ciudad opulenta, ni Larreta es un defensor de los porteños. Así como el Frente de todos ha acompañado la política del jefe de Gobierno, Cambiemos y el propio Larreta apoyaron el acuerdo con los bonistas de Alberto Fernández. Lo que ha emergido ahora es una disputa por los fondos coparticipables, al calor del avance de la crisis. El presidente adelanta que, para pagar a los bonistas y al FMI, las provincias deberán profundizar el ajuste a costa de sus trabajadores.
Así como la Ciudad “opulenta” no existe, “los porteños” tampoco. Lo que existe son grandes capitalistas, de un lado, y del otro trabajadores precarizados, superexplotados, bajos salarios y necesidad de vivienda, salud y educación. A los capitalistas los defienden tanto Larreta como Fernández y Kicillof, a uno y otro lado de la General Paz. Los trabajadores deben defenderse así mismos a través de la lucha por la defensa de sus propios intereses, y a costa de los verdaderos opulentos, de Techint a Blackrock.