Políticas

27/5/1999|628

Las elecciones en Santa Cruz

La elección provincial de Santa Cruz se polarizó en forma absoluta entre Kirchner y la Convergencia por Santa Cruz (acuerdo entre la Alianza y el funcionario menemista Puricelli). La polarización se vio reforzada por la ley de lemas, donde los sublemas permiten sumar los votos de propuestas políticas que nada tienen que ver unas con otras y que surgen incluso de diferentes partidos. Hubo decenas de candidaturas a intendentes y concejales, colocados en distintas boletas y en varias combinaciones de candidatos cada uno, sumando a todos se obtiene un candidato cada 80 electores.


En los festejos de Kirchner se gritaba “es para Menem que lo mira por TV”. Sin embargo, no se podría decir seriamente que el voto a Kirchner es un voto antimenemista. Esencialmente, es un voto de temor a perder lo poco que se tiene, de temor a perder el contrato precario. Es un voto al verdugo, robustecido por un aparato electoral de características impresionantes, que llevó en taxi a votar un elevado porcentaje del padrón, que regaló colchones y artefactos del hogar los días anteriores al comicio. Otro aspecto es la relativamente importante construcción de escuelas y viviendas, así como el festival de inauguraciones, puesto en marcha el último mes. Otro más es el control férreo de los medios de difusión oficiales, que llegan a toda la provincia.


El triunfo de Kirchner fue ajustado, si tenemos en cuenta antecedentes, pues pasó del 66% en el ‘95 al 53%, según los porcentajes trucados del propio gobierno (no toman para los mismos los votos en blanco). Por escaso margen, ganó la Intendencia de Gallegos, donde fue decisiva la ley de lemas ya que el candidato radical logró el 36% del total de votos y quien asumirá la Intendencia sólo el 25%.


La campaña del FUT se concentró en denunciar la desocupación ocasionada por la privatización petrolera, explicar el planteo del reparto de las horas de trabajo y levantar las reivindicaciones obreras y populares en general. Sobre el final, se hizo una agitación en la Universidad y se mostró la continuidad natural entre la movilización estudiantil-docente, el retroceso del menemismo y la perspectiva política propuesta por el FUT. Durante la campaña se inauguraron tres locales y Altamira visitó cinco localidades de la provincia con despliegue en los medios y charlas públicas. El esfuerzo realizado, quizás con algo de retraso, puso un límite al aislamiento relativo en que nos colocó la presencia de los dos grandes bloques patronales. En estas condiciones, si bien mejoramos respecto de la elección de gobernador de 1995, en la que habíamos sacado 517 votos (ahora 800), retrocedimos respecto de las elecciones de diputados del ‘97 (2.600) y a la constituyente del ‘98 (3.174). En la mejor categoría de diputados provinciales ahora sacamos 1.230 votos. Comparando por localidad, se destaca la votación de concejales de 28 de Noviembre (138 votos, más del 5,7%), donde retenemos los mejores niveles históricos de votación y superamos a la mitad de los sublemas de la Alianza y el justicialismo.


Los porcentajes del FUT retrocedieron menos en Gallegos (superamos el 1% para gobernador y el 2,5% para diputados) y cayeron absolutamente en las localidades pequeñas del interior donde no tenemos trabajo o no hicimos campaña.


El valor de la lucha política librada por el FUT reside en haber utilizado la campaña electoral como medio para realizar una caracterización pública de la situación y trazar un pronóstico y una orientación. La prueba de fuego siempre está por venir: poner a prueba en las luchas que se avecinan nuestra capacidad de llevar a la práctica esa orientación y, paralelamente, en consolidar los avances organizativos que nos afiancen en las localidades donde hemos sumado compañeros a la construcción del partido.