Políticas

26/7/2007|1002

Las empresas recuperadas en una encrucijada

No hace falta esperar al ascenso de Macri para saber qué les depara el futuro a las decenas de fábricas recuperadas por sus trabajadores en la ciudad. La ley que ordena la expropiación de los predios donde funcionan las cooperativas de trabajadores nunca fue reglamentada. Nos estamos refiriendo a una ley sancionada en 2004, que apenas se circunscribía a doce empresas (están comprendidas Ghelco, Chilavert, Brukman, Grissinópoli, Gráfica Patricios —ex Conforti-, entre otras). Es decir, dejaba afuera a la gran mayoría de las empresas recuperadas de la ciudad, para no hablar de casos extremos como el Bauen, en que la Legislatura aprobó directamente la devolución del hotel a sus antiguos dueños responsables del vaciamiento. Pero aun aquella ley de 2004, reducida en sus alcances, hasta el día de hoy sigue colgada de un pincel.


Las empresas recuperadas organizadas en cooperativas de trabajo funcionan en inmuebles cuyos títulos de propiedad siguen perteneciendo a sus antiguos dueños (muchos tienen deudas importantes con el fisco). El gobierno porteño debía presentarse en la Justicia para pagar las indemnizaciones por la expropiación de los inmuebles y sus instalaciones, que luego serían vendidas a las cooperativas. La mayoría de las empresas está en concurso o quiebra. Pero todo este procedimiento quedó parado sencillamente porque ni Ibarra ni su sucesor, Telerman, hicieron nada por reglamentarla. En las semanas previas al acto electoral, “Telerman, a través de Rodríguez y de su subsecretario de Producción, Rodolfo Córdoba, prometió que la reglamentación se haría efectiva antes de fin de año. Sin embargo, desde entonces, no hubo ningún movimiento en ese sentido (salvo un caso puntual, el pago de indemnizaciones a los acreedores de Maderera Córdoba, una operación bastante sencilla porque implicaba una suma no demasiado alta)" (Página/12, 11/6).


Si la ley no es reglamentada, los antiguos dueños o los acreedores, en caso de que las empresas estén en concurso, podrían disponer de los inmuebles y ordenar el desalojo de los trabajadores. El último plazo para la reglamentación sería el 15 de enero de 2008.


Desde el gobierno de Telerman dicen que el problema es que no cuentan con los fondos necesarios para pagar el total de las indemnizaciones. Según el cálculo de los funcionarios, la suma en cuestión rondaría los 27 millones de pesos y sólo cuentan con los 7 millones que la Legislatura votó al tratar el presupuesto. Esta cifra es irrisoria si se la compara con lo que cobran los bonistas de los títulos emitidos por la Ciudad, quienes no han sufrido ninguna quita y perciben intereses exorbitantes, o si se consideran los subsidios multimillonarios que reciben los capitalistas.


Previo a las elecciones del 3 de junio, en el campo progresista hubo un torneo de promesas dirigidas las empresas recuperadas. Ahora le endosan el fardo al macrismo. Ni siquiera se están aprovechando estos meses previos a la asunción de Mauricio para apurar los trámites y revertir la situación.


Los representantes de Pro ya han anticipado que se estudiará “caso por caso”.


“Habrá que ver lo que necesita cada empresa, los importes, y volver a plantearlo en el presupuesto del año que viene”, afirmó a Página/12 el legislador macrista Diego Santilli (ídem).


En otras palabras, las empresas recuperadas van a ser sometidas a un filtro.


Es necesario que los trabajadores que estamos impulsando este proceso abramos la discusión. Los 'progresistas' y kirchneristas están con las patronales vaciadoras. Llamamos a unirnos e impulsar un plan de lucha por un programa integral: expropiación inmediata de todas las empresas bajo gestión de sus trabajadores, salario igual a la canasta familiar, entrega de recursos para asegurar su funcionamiento. No hay que esperar hasta diciembre. El momento es ahora, antes que se cocine todo.


Para enfrentar al macrismo no podemos apoyarnos en una opción que ya demostró su impotencia. Tenemos que abrir una perspectiva política propia. La lucha para enfrentar la escalada debe expresarse también en la construcción de una alternativa política de los trabajadores.