Políticas

27/1/2005|885

Las “inspecciones”, excusa para un Estado policial


Con el pretexto del “rigor en las inspecciones”, el “interventor” Alvarez intenta instalar un orden represivo. La prohibición total de bailes y recitales se extiende, incluso, a los locales que corrigieron las observaciones realizadas por los inspectores. Han comenzado a proliferar, entonces, los bailes “clandestinos”, algunos de los cuales ya fueron objetos de allanamientos. El entretenimiento en la Ciudad ha quedado, de este modo, completamente sujeto al arbitrio policial.


 


En ese cuadro, ya se puede prever de qué manera se organizará la “intervención duhaldista”. Existirá una “primera línea” de boliches con toda la normativa “aprobada”. Los costos de ponerse “en regla” serán trasladados al público. En la trastienda de este negocio, van a florecer los boliches “en negro”, supeditada a los arreglos con la policía. Allí, los ‘chabanes’ de la noche podrán seguir haciendo de las suyas. Los siniestros, en este caso, no tendrán responsables visibles, ni públicos ni privados. Es esto lo que ya sucede, por ejemplo, con los geriátricos: centenares de hogares “truchos” proliferan en la Capital, en medio de la penuria de camas de los hogares estatales y del costo insoportable de los geriátricos “top”.


 


Las inspecciones no van a resolver la inseguridad ciudadana. Son un pretexto para reforzar la extorsión policial sobre toda la vida social de la Ciudad.