Políticas

2/11/2017|1480

Las mentiras del plan macrista de Cobertura Universal de Salud

Ofensiva para privatizar la salud pública

Tribuna Salud


El plan anunciado por Mauricio Macri de Cobertura Universal de Salud (CUS) avanza en el proceso de privatización de la salud pública que supondrá, entre otras cosas, el pago de prestaciones en los hospitales que hasta ahora son gratuitas. Y se orienta al vaciamiento, o directamente al cierre, de centros sanitarios y de distintos programas sociales.


 


La población que vaya a atenderse en el hospital público sólo va a acceder de manera gratuita a una cantidad básica de prestaciones cubiertas por el Estado, hasta llegar a un determinado límite de gastos. Más allá de ese límite, el costo de la atención correrá por cuenta del paciente.


 


Al mismo tiempo, la CUS acentúa la regimentación de los trabajadores, incorporando el concepto de trabajo por “producción” sobre la cual se califica a los centros de salud, promoviendo el cierre del centro que no “rinda”.


 


La pretensión de organizar el pago por atención de parte de las obras sociales a la salud pública golpea a dos bandas: avanza en la destrucción de las obras sociales, ya cuestionadas por las corruptelas y negociados privados impulsados por las burocracias sindicales, al mismo tiempo que elimina la garantía de la salud pública universal para cualquier paciente.


 


La CUS viene a cristalizar el proceso de privatización de la salud pública de décadas impulsado desde organismos internacionales como el Banco Mundial y que se materializó a través de diferentes planes como el Nacer o el Sumar, que incorporan el concepto de facturación en el hospital público.


 


Viene a privatizar la atención mediante la autogestión de los hospitales (modelo instalado en muchos hospitales durante el kirchnerismo) y aumentando la inserción del capital privado en la gestión pública. Los hospitales se transformarán en meros prestadores de determinadas obras sociales, priorizando la facturación por sobre la atención universal.


 


Por lo tanto, titular a este plan privatista como Cobertura Universal de Salud, constituye un fraude.


 


Una mención especial merece la postura de la burocracia sindical. Es que se van a usar para la CUS ocho mil millones de pesos que aporta la CGT, un dinero que es de los trabajadores. Así, los afiliados van a tener peores obras sociales y se van a tener que pagar prestaciones que hasta ahora estaban cubiertas. El gobierno les bajará los costos a las obras sociales al limitar las prestaciones obligatorias, lo que va a suponer que el costo de las mismas va a recaer sobre los bolsillos de los trabajadores.


 


Una atención primaria  destruida


 


La mayoría de las Unidades Sanitarias de los barrios más carenciados de la provincia funcionan como postas sanitarias sin especialistas ni guardias.


 


El aumento alarmante de casos de sífilis en adultos y recién nacidos, la presencia de embarazos sin control de salud y embarazos no deseados, la incidencia de adicciones a drogas y alcohol en embarazadas, niños y adolescentes, y la contaminacion ambiental, son sólo algunas muestras del fracaso de la atención primaria y de los programas de promoción y prevención de la salud.


 


La combinación de estos problemas con el hacinamiento y las condiciones de vida en nuestros barrios más humildes, las inundaciones y la contaminación ambiental, hacen de la salud de la población un cóctel explosivo.


 


Así se perpetúa la enfermedad 


 


La crisis de la salud pública tiene en su centro los paupérrimos salarios de sus trabajadores y un presupuesto de miseria.


 


Los baches de personal se pretenden tapar explotando a los residentes que se están formando, y precarizando en forma de becas y contratos a más de 1.500 profesionales en toda la provincia.


 


Otro tanto pasa con los compañeros no profesionales. Esto decanta en una atención deficiente, mientras la demanda crece al ritmo de la crisis económica.


 


Una salud pública orientada en beneficio de la clase obrera y el pueblo sólo será posible con la lucha y la organización independiente de los trabajadores, hacia un sistema único, estatal, gratuito y de calidad.


La salud y el bienestar de la población sólo será obra de un gobierno de trabajadores.