Políticas

14/10/2021|1631

Editorial

Le dicen “sí” al Fondo y al ajuste

El 30/10 a las 15 hs, todos a Plaza de Mayo.

Foto de archivo

El relanzamiento de la campaña electoral trajo consigo un llamativo spot por parte de la fuerza gobernante. La “campaña del sí” no solamente resaltó por su escaso “volumen político”, sino que también reflejó una admirable capacidad de mentir sin sonrojarse. El video expresa un “sí”, por ejemplo, a la Ley de Humedales, cuando es la fuerza política que está en el gobierno la que la cajonea en el Congreso Nacional. Los anuncios rozan el ridículo cuando el peronismo busca atribuirse “la vuelta a la cancha” o habla de “diálogo”, en una fuerza política en la que hace tres semanas hubo un intento de golpe de gabinete.

El Fondo y el bolsillo

Las razones que llevan al oficialismo a afinar su discurso apuntan a retomar una iniciativa luego de la derrota en las Paso y la crisis de gabinete. El objetivo, por si hace falta decirlo, está bastante lejos de cumplirse. Pero, además, tiene por finalidad disimular con palabras una agenda antiobrera que se lleva adelante día a día. Solamente en esa perspectiva puede explicarse que el Presidente de la Nación afirme, como hizo en Tucumán, que su gestión le dice “No a la deuda”, cuando en su  mandato la incrementó en  27.000 millones de dólares y cuando viene de pagarle 1.900 al FMI.

La realidad desmiente contundentemente a un spot que sostiene como bandera un “sí a bajar la inflación”. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora mensualmente el BCRA, la inflación de septiembre sería del 2,7% y el año 2021 cerraría con un aumento en los precios de carácter minorista del 48,4% (Ambito, 10/10). En la misma sintonía, un informe de la consultora Analytica de la última semana sostiene que el salario real seguirá estando alrededor de un 7% por debajo de cómo estaba en 2019.

Suena sensato, ya que las políticas del gobierno para “inyectar plata en el bolsillo” y “remontar la elección” son ínfimas frente a un 60% de la clase trabajadora que cobra por debajo de la línea de pobreza. Los anuncios por 6.600 millones de pesos para viajes de egresados gratis de Kicillof, por ejemplo, no alcanzan para ocultar que en la provincia el 75% de la juventud tiene ingresos de miseria (si es que los tiene). Ni hablar que, como dijimos en Prensa Obrera (12/10): “(Es) una suma que no alcanza los 9.300 millones de pesos que Kicillof pagó en febrero de 2020 al fondo de inversión Fidelity”. La única verdad es la realidad.

Al fuego de la inflación podría caerle nafta si se tiene en cuenta la presión devaluatoria, con las reservas del Banco Central en un estado raquítico y la brecha con el paralelo por encima del 85%. El concepto de poner en línea la divisa con la tasa inflacionaria toma forma y la devaluación aparece presente en la agenda gubernamental. Todo esto mientras el panorama mundial no parece muy favorable: la caída en septiembre de Wall Street en sintonía con la crisis del gigante inmobiliario Evergrande propicia el contexto para subas de tasa de interés, lo que intensificaría la presión de la deuda y de la fuga de capitales.

Mientras esto ocurre, un sector del gabinete se mudó por unos días a Estados Unidos. Martín Guzmán, primero, y Juan Manzur, después, se sentaron en la mesa con el FMI con el fin de avanzar en las negociaciones. Del otro lado del mostrador, con Georgieva ratificada en el cargo, se niegan rotundamente a aceptar la eliminación de las “sobretasas” y el gobierno argentino parece dar muestras de que acatará la decisión. En definitiva, para la Rosada, Fondo mata bolsillo. No hay con qué darle.

Toyota es Argentina

Uno de los requisitos para el acuerdo es avanzar en una reforma laboral. El acuerdo de todo el arco político patronal con esa orientación es evidente. Claro que hay diferencias de carácter discursivo. En la oposición de Juntos, a través de Larreta y Carrió, sostienen la necesidad de eliminar la indemnización por despido explícitamente. Espert se manifestó reiteradamente contra “las leyes laborales”, mientras su amigo Milei aparecía en un acto de la fuerza española Vox, que defiende a rajatabla la casta política monárquica española. La nota la dio López Murphy al señalar que el sistema de capitalización mensual de la indemnización propuesto por Lousteau “encarecerá el costo laboral de las Pymes”.

El gobierno nacional y el peronismo, por su parte, no afirman lo que no conviene pero dan señales claras de optar por un camino de flexibilización. Varias consideraciones lo ilustran. En primer lugar, la visita del martes de Alberto Fernández a Toyota, una semana después de que la multinacional japonesa imponga un acuerdo de precarización que quita el sábado de descanso y aumenta los ritmos de trabajo. Dicha implementación no hubiera sido posible sin la complicidad de la conducción del Smata, que actuó en tándem con la patronal y recibió los últimos días en una actividad de campaña al candidato a legislador porteño del FdT, Alejandro Amor.

Además, las patronales imponen una reforma laboral en los hechos: un informe de la Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo sostiene que en agosto hubo 58 mil despidos por renuncias truchas (“acuerdos de partes”) y 3.400 trabajadores despedidos sin causa, cuando se mantiene formalmente la prohibición de cesantías. El proyecto de ley del propio Massa titulado “Puente al Empleo”, en slogan marketinero, habla de “cambiar planes sociales por trabajo”, pero solo formaliza la precarización laboral y elimina las contribuciones patronales.

La Plaza de la izquierda

En estas circunstancias, la campaña del Frente de Izquierda-Unidad juega un papel clave. Representa el rechazo a toda esta agenda que suena al ritmo de la reforma laboral, el ajuste y el FMI. Por eso toma relevancia el acto que realizaremos el próximo sábado 30/10 en la Plaza de Mayo, el centro de poder político, que se convertirá en una tribuna de los luchadores para enfrentar todos estos atropellos. La Plaza de la izquierda contra el régimen del FMI, el contraste del 18 de octubre de la lealtad a un gobierno de entrega nacional y descarga de la crisis sobre los trabajadores. Es lo que planteamos al  resto de los partidos del FIT-U (PTS, IS, MST). Todos se habían pronunciado en favor de realizar el evento en más de un intercambio, pero finalmente primó el rechazo por razones incomprensibles, como la tarea de reclutar fiscales en la que nosotros estamos empeñados como nadie, tal cual se vio en las Paso y a la cual el acto será de gran ayuda.

La “Plaza de la Izquierda” que desplegará el Partido Obrero, al igual que en todo el país, se transformará en un canto de lucha para denunciar al ajuste en la cara de quienes lo ejecutan. Será una Plaza que diga “sí” al salario de 100.000 pesos, al trabajo genuino, al 82% móvil, a la lucha contra el hambre y la pobreza. La Plaza del No al FMI, a su ajuste y sus políticos. Un acto que dé lugar a todas las luchas en curso y que permita poner en debate la relevancia del voto por una alternativa política de los trabajadores. Implicará también un puntapié para la pelea por diputados y concejales del Frente de Izquierda, con el fin de conquistar bancas que luego se transformen en tribunas de lucha de los explotados. En definitiva, la boleta del FIT-U está al servicio de pelear contra los dueños del poder y de pavimentar el terreno para construir una salida de los trabajadores. Ahora es cuándo.