LInea 60: Organizar la solidaridad con los choferes


La empresa despidió a un chofer con muchos años de antigüedad, lo que fue respondido por el cuerpo de delegados con el no cobro de boletos. 


Los trabajadores de la 60 hace tiempo vienen imponiendo esta modalidad de lucha; se amparan en el fallo de un juez laboral, que les dio la razón considerando el no cobro del boleto como una medida de fuerza gremial. 


La respuesta de la empresa fue brutal: despidió 47 trabajadores y suspendió a otros tantos, lo que obligó al Ministerio de Trabajo a dictar una conciliación obligatoria. 


La empresa rompió esta conciliación; no dejó ingresar a los despedidos y puso como condición que cada chofer firme un compromiso de que va a volver a cobrar boletos para entregarle la unidad.


Como hay una resolución de los delegados impugnando la decisión patronal de desconocer la conciliación, los trabajadores se niegan a firmar el acta que reclama la empresa. De hecho, se ha producido un lockout. 


La línea 60, perteneciente al grupo Dota, viene barranca abajo. La pésima administración ha llevado a un derrumbe económico y los inmensos subsidios que recibe del Estado no han ido ni a la renovación de las unidades, ni a la compra de repuestos, ni al mantenimiento de los talleres. 


La empresa hoy recibe más de 100.000 pesos mensuales por colectivo; como cuenta con 340 unidades, cobra 34 millones de pesos en subsidios, con el agravante de que generalmente saca a la calle 244 unidades y deja parados 96 vehículos, lo que constituye una estafa al Estado, a los trabajadores y a los usuarios. 


La resultante de toda esta política es que se perdió la frecuencia, aumentaron los accidentes laborales e incluso la crítica situación de los talleres llevó a un incremento en los accidentes de tránsito por roturas y mantenimiento deficiente (no por responsabilidad de los choferes, como falsamente aduce la patronal).


El objetivo del lockout es quebrar al cuerpo de delegados. La inmensa mayoría de los despedidos son de la cabecera de Constitución. La dirección de la UTA, por su parte, le da la espalda al conflicto. Es la vieja política de esta dirección burocrática frente a los cuerpos de delegados independientes.


Es necesario impulsar una acción común en defensa de la lucha de la 60, que los cuerpos de delegados combativos y antiburocráticos convoquen al activismo combativo del gremio a un plenario para organizar la solidaridad activa con el conflicto y una gran movilización al Ministerio de Trabajo para exigir: ningún despido ni suspensión y la constitución de una comisión de control obrero elegida en asamblea, que monitoree las inversiones en materia de unidades, repuestos y mantenimiento, para que la patronal no siga robando a costa de los choferes y de los usuarios.