Políticas

16/8/2018|1515

Lo de Wagner no es verso

La declaración de Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (nada menos), le movió el piso a todos los empresarios “arrepentidos” que lo precedieron.


Ocurre que mientras sus antecesores aseguraron que el dinero que le entregaron a los emisarios de De Vido-Kirchner eran “aportes de campaña”, Wagner declaró con pelos y señales que esos fondos eran la cuota social del “club de la obra pública”.


El empresario relató al fiscal Stornelli: “Todos sabían que yo era el amigo de [Julio] De Vido. En 2004, el arquitecto me citó en su despacho y me dijo que por orden del Presidente [Néstor Kirchner] debía garantizar en forma personal el éxito acorde a los intereses del gobierno en las licitaciones públicas que se llamaron a partir de ese momento, fundamentalmente en el rubro vial, que tiene mayores montos y más significativos. Porque la obra pública -me dijo-, iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos” (La Nación, 12/8).


“A modo de ejemplo, llamada una licitación los interesados compraban los pliegos y se reunían en distintos lugares para determinar al ganador”, relató el empresario al fiscal. “Las empresas se reunían en los lugares establecidos y determinaban el ganador de la licitación en función de su interés por la obra y del volumen de trabajo que tenían. Una vez adjudicada la obra, el compromiso era abonar para gastos políticos, para necesidades políticas, el anticipo que estaba establecido en los pliegos” (ídem).


Sus palabras son un torpedo en la línea de flotación del gobierno, que empezaba a sanatear sobre una eventual reforma de la ley de financiamiento de los partidos políticos. Esto era una fórmula tanto para contener a los empresarios involucrados como de acudir al rescate de María Eugenia Vidal, golpeada por el escándalo de los aportistas truchos.


Wagner estaba forzado a doblar la apuesta, en la medida que se incorporó tarde a la fila de delatores. “Cuantas más personas se suman al régimen del arrepentido, más relevante debe ser la información que aporten a la investigación judicial”, sintetizó una periodista (ídem, 13/8). En este caso, en perjuicio de quienes declararon antes. Para colmo, el beneficio de la ‘colaboración’ se cobra a la hora de la sentencia. Más de uno debe estar inquieto: en un santiamén pasarían de ser víctimas de una extorsión a integrantes de una asociación ilícita.


Por su parte, Macri no solamente debe estar preocupado por la suerte de su primo Angelo. Ocurre que el Presidente se desprendió de Isolux recién en 2007, cuando asumió como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires -es decir, tres años después de iniciadas las actividades del malhadado club.


Si las investigaciones se amplían al destino de los subsidios entregados por De Vido y los K a las empresas de servicio y de transporte, como ya reclaman algunas voces, tendremos una radiografía completa de la burguesía enriquecida durante la ‘década ganada’ y, más tarde, tributaria del macrismo.


Esto recién empieza.