Políticas

12/7/2017

“Lobizón” Leguizamón: ¿una operación de encubrimiento fallida?

La justicia dice que el cadáver encontrado en Chascomús no es del prófugo. Ya había sido detectado en la ciudad por la policía, pero no lo detuvieron.


Al terminar la autopsia sobre el cadáver hallado en la laguna, la policía de Chascomús reveló que éste no pertenecería a Walter “El Lobizón” Leguizamón, tal como habían afirmado fuentes de la fiscalía a diversos medios periodísticos.


 


Sin embargo, las declaraciones policiales revelan mucho más que una confusión judicial: dan cuenta de la trama de encubrimiento y complicidad policial con el prófugo Leguizamón, acusado por el asesinato del obrero de la construcción Darío Ávalos.


 


Según fuentes policiales, Leguizamón –prófugo desde hace más de un año imputado como autor intelectual del ataque patoteril organizado por la UOCRA Lomas de Zamora, de la cual “El Lobizón” era secretario general, que le costó loa vida a Ávalos– había sido detectado en Chascomús con anterioridad, ya que había sido contratado en blanco por una constructora de la ciudad. Sin embargo, pese al conocimiento de tal dato, no fue apresado, sino que las escuchas dieron cuenta de que partiría de la ciudad para encontrarse con su familia, ya que su hijo adolescente habría intentado suicidarse. A partir de ese momento, se le perdió el rastro, hasta que el hallazgo del cadáver –maniatado con alambres, sus piernas atadas con un lazo y en avanzado estado de descomposición– llevó a la policía a señalar que se había encontrado el cuerpo de Leguizamón.


 


Los datos dan cuenta de que la policía no obró con la celeridad que el caso merecía, ya que hacía más de un año el autor intelectual del crimen de Ávalos se había profugado mientras sus cómplices fueron condenados por la justicia, a la vez que una vez que anunció que iba a partir de Chascomús, lo dejó ir. 


 


El cadáver, asesinado con métodos claramente mafiosos y que podrían inducir a pensar en una “vendetta”, plantea la incógnita acerca de si Leguizamón no quiso fraguar su propia muerte, usando el cuerpo de una persona de sus características físicas personales para llevar a la confusión a la Justicia y lograr su impunidad definitiva.


 


Lo cierto es que el misterio en torno al asesinado anónimo depositado en la laguna de Chascomús permanece flotando en el aire. A la vez que el paradero del homicida Leguizamón continúa desconocido.


 


Leguizamón cuenta con una vasta red de protección. Es un hombre de confianza de Gerardo "Batallón 601" Martínez, uno de los sindicalistas preferidos del gobierno. El ataque de la patota de la UOCRA que le costó la vida a Ávalos contó con la complicidad de la empresa a cargo de la obra, ESUCO, perteneciente a Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción; y con la de la policía bonaerense, bajo cuyas narices se desarrolló el ataque criminal y dejó escapar a la banda Leguizamón.