Políticas

19/10/1988|246

Gira de Amnesty Internacional

“Los argentinos somos derechos y humanos”

El 15 de octubre se realizó en Buenos Aires el concierto organizado por Amnistía Internacional, en la que participaron entre otros, Sting, Bruce Springsteen, y Peter Gabriel. Esta gira, la más grande de la historia del Rock, fue orquestada bajo la consigna central de Derechos Humanos, YA!

Los 20 conciertos fueron presentados en 15 países con el objetivo de difundir la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la O.N.U. Lo que pudo haber sido el loable propósito de llevar a la humanidad la difusión de la defensa de los derechos elementales del hombre, mediante un canal ampliamente convocante como es el rock, se ve convertido, en manos de una organización democratizante como Amnesty, en un evento carente de la más mínima claridad política, consecuentemente centrista y cómplice de la política del imperialismo en Latinoamérica y en el mundo en materia de derechos humanos.

Los organizadores del Festival pretenden defender los derechos humanos al lado de notables “estrellas invitadas" que tuvieron reservado su lugar en el palco destinado a las autoridades: Carlos Menem (ausente con aviso por el lanzamiento de su candidatura presidencial en la hambreada Rioja), Eduardo Angeloz, Enrique Nosiglia y Facundo Suarez Lastra, entre otros. No debe sorprender a nadie que los defensores de la amnistía abierta y encubierta ocuparan el palco oficial, mientras los invitados especiales, pertenecientes a las organizaciones de derechos humanos dispusieran de butacas en el palco bandeja de River Plate.

Mientras tanto, el vocero oficial de la gira, Magdaleno Rose Ávila, expresó (Clarín, 14.10.88) que: "Latinoamérica es un ejemplo Importante de cómo situaciones de Injusticia se pueden superar. En cierto sentido, hasta es un vocero de los derechos humanos, ya que Latinoamérica puede educar el mundo y mostrar porque los mismo deben ser respetados. Llegamos a la Argentina considerándola un ejemplo de toda Latinoamérica, porque todos sufrimos por sus desaparecidos y este país nos enseñó a ser fuertes en el dolor y demostró como un pueblo puede recuperar la democracia sin violencia”. Como el capitalismo, espera hoy que sus aliados cumplan puntualmente en Chile lo que ayer esperó de Argentina, Uruguay y Brasil.

Semejantes declaraciones ponen al descubierto la orientación política de la gira, eminentemente burguesa y centrista. Así, los argentinos somo ejemplo. Ejemplo con presos políticos, con punto final, con instrucciones a los fiscales, con ley de obediencia debida, con un gobierno representante del FMI y de sus acólitos criollos, con una oposición igualmente desmovilizadora, burocrática y patronal. Estos son los “laureles que supimos conseguir”, la “democracia” que los argentinos recuperamos sin violencia, la “Revolución en Paz” que los democratizantes se enorgullecen en presentar a los trabajadores.

A partir de esta experiencia, se concluye inevitablemente en que la defensa consecuente de los derechos humanos solo puede estar en manos de organismos que encaren revolucionariamente las luchas por los derechos elementales del hombre sin estar confiadas a direcciones o entidades que abierta o encubiertamente estén ligadas a intereses opuestos a los de los propios interesados: los oprimidos y explotados del mundo.