Políticas

17/11/2018

Los burócratas de la CGT a los pies del FMI

Le piden “sensibilidad” al hombre del Fondo que monitorea que se cumpla el ajuste

Primera reunión de la cúpula de la CGT y el FMI, del pasado mes de agosto.

El cipayismo y la capitulación de la CGT parecen no tener límites. Luego de enviar al baúl del olvido la amenaza de lanzar un paro de 36 horas contra el ajuste oficial, entregando como prenda a la “gobernabilidad” la mayor confiscación salarial de las últimas décadas, recibieron ayer por segunda vez en menos de tres meses al enviado del Fondo Monetario que monitorea el cumplimiento en la aplicación de ese ajuste contra los trabajadores, para solicitarle que el FMI se “sensibilice” porque “la paz social está en peligro” y que “habilite un porcentaje mayor de los fondos que le transfiere al gobierno nacional para los programas sociales”.


El hombre del Fondo, Roberto Cardarelli, según versiones periodísticas, les aclaró que el organismo no está para sensiblerías. Dijo que va a seguir el proceso recesivo y que el objetivo actual del FMI es “erradicar la volatilidad de las variables económicas y financieras” y que la reactivación de la economía, a la que tendrían que esperar, “recién podría llegar después del segundo trimestre del año próximo”. 


Aclaró que, de todas maneras, estas expectativas “están atadas al contexto económico mundial”. O sea que, les dijo, nada de ilusionarse si del plan Macri-FMI se trata.


En la reunión, que volvió a realizarse en la sede de la Uocra, participaron el anfitrión Gerardo “601” Martínez, junto a uno de los secretarios generales de la CGT, Carlos Acuña, uno de los que “amenazó” hace muy poco con el paro de 36 horas; el estatal Andrés Rodríguez (UPCN); José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Jorge Salinas de la UOM. 

El nivel de sumisión por parte de los burócratas, que abandonaron toda alternativa de reclamo y de lucha frente a la licuación del salario, los despidos y el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, los llevó también a “pedirle” al representante de los capitales internacionales que ahogan al país, que “gestione” ante el gobierno nacional “la actualización del cálculo de movilidad jubilatoria para enero para mejorar la situación económica de la clase pasiva”.


Esta dirección sindical degradada y entregada ha perdido, incluso, todo tipo de reflejos. Luego de apañar el deterioro salarial que rondaría entre los 15 y los 20 puntos para la mayoría de los trabajadores al finalizar el año, su reclamo pasa a ser que haya “más planes sociales”, es decir a mantener la miseria.


Por el lado de los jubilados, el reclamo de “adelantar a enero” el reajuste de marzo, es una gota en el océano para los miserables $8.600 que cobra la mayoría de ellos y también para el resto de los jubilados. Este año, los haberes llevan perdidos contra la inflación más de 20 puntos, porcentaje que se mantendría al finalizar el año, ya que el aumento que recibirán en diciembre sería absorbido por el alza de los precios estimado para los dos últimos meses del año. 


La dirigencia sindical, metida hasta el cuello en el armado de la alternativa peronista de recambio y contención para el 2019, frente a la crisis del macrismo, actúa abiertamente como la pata de la burguesía en el seno de las organizaciones obreras. Para superarla, luchemos por un congreso de delegados mandatados de todo el movimiento obrero y por un paro activo nacional de 36 horas. Es necesario para poder tirar abajo los planes de miseria que quieren imponer el gobierno nacional y los gobernadores y avanzar en una salida de los trabajadores.