Políticas

19/2/2009|1072

Los enredos de Ctera y los K

Para que iniciemos las clases sin nada

La paritaria nacional docente debía comenzar en los primeros días de febrero pero aún no fue convocada, cuando faltan dos semanas para el comienzo de las clases. Es obvio que el gobierno dilata el asunto para asegurarse el inicio del ciclo escolar. Posterga de este modo la discusión salarial y los problemas que quedaron pendientes en 2008 -que además de los salarios incluye las becas y la situación de los  contratados en la Ciudad de Buenos Aires, o los incumplimientos en el pago de salarios en Río Negro.

La dirección celeste de Ctera y de los principales sindicatos provinciales han acompañado las dilaciones. Han dejado para el 20 de febrero la reunión de los cuerpos orgánicos y una difusa advertencia de medidas de fuerza. Se vislumbra así una convocatoria a paritarias para finales de febrero, lo cual extendería la discusión más allá del inicio de las clases. La prioridad innegociable del gobierno es que las escuelas abran el 2 de marzo. La misma maniobra se encuentra en marcha en la provincia de Buenos Aires.

De todos modos, la paritaria nacional es completamente inocua. Como declaró Stella Maldonado, “lo que allí se discute es el piso salarial de los docentes, puntualmente cuál será el sueldo del cargo simple de maestro de grado sin antigüedad” (Clarín, 17/2). Se trata de un piso mínimo, una especie de referencia lunar, que no tiene nada ver con los salarios que se cobran en los distritos. En lugar de sustentar un salario mínimo que asegure el costo de la canasta familiar y que sirva para construir la pirámide de remuneraciones por antigüedad y carrera, la dirección de Ctera procura establecer el mínimo común denominador de los salarios que se pagan en las provincias, para dejar que éstas se arreglen por su cuenta.

El problema es que esta política es más anti-docente que en el pasado y menos viable. Por un lado, se ha producido un deterioro salarial enorme, como consecuencia de aumentos insuficientes en el pasado y por la inflación, y también por la incidencia de rubros no remunerativos que achican la escala salarial. Por otro lado, las provincias están quebradas, y sus gobiernos resistirán aún más que en el pasado el otorgamiento de aumentos al personal del Estado. Por extensión, quedarán afectados igualmente los salarios de los docentes de las privadas. El gobernador cordobés Juan Schiaretti acaba de advertir que no piensa otorgar ninguna clase de aumento de salarios, en tanto que el pseudo-bonaerense Daniel Scioli declaró que bajo “ninguna circunstancia puede otorgar aumentos como los del año pasado” (El Día). Los Kirchner, por su lado, dependen del superávit fiscal destinado al pago de la deuda pública para no declarar el ‘defol’ soberano. ¡Prefieren en su lugar declarar el ‘defol’ educacional! En contraste con estas provocaciones, las y los docentes reclaman un aumento general de salarios del 30%.

Por eso, el método de la paritaria por provincia se enfrenta a un impasse. El descuartizamiento del convenio de los docentes por distrito está políticamente agotado. Al jugar el juego de la paritaria nacional inocua y el inicio de las clases como si nada ocurriera, la burocracia de Ctera actúa en función de los intereses del gobierno y de las patronales, no de los maestros. En una palabra, hay que unificar el convenio de los docentes de todo el país, sea a partir de un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, sea a partir de un reclamo convenido en común por todos los sindicatos provinciales o las organizaciones de autoconvocados (allí donde éstas asumen la representación real de los maestros y maestras). La resistencia de la burocracia de Ctera a la unificación nacional de las paritarias podría ser quebrada si los distritos lindantes unifican sus acciones y reclamos, por ejemplo el NOA (aquí ya están en lucha Salta y Catamarca) y el NEA; el litoral; Río Negro y Neuquén – y se organizan plenarios interprovinciales.

Los autoconvados de Salta vuelven a señalar un rumbo: sus delegados acaban de decidir que no iniciarán las clases hasta no obtener un aumento del 30% del salario inicial en blanco y al básico.

Es por este camino que el próximo 23 de febrero habrá una manifestación popular por aumento de salarios y en defensa de la educación pública, convocada por una decena de seccionales opositoras del Suteba, por  Amsafé-Rosario y diversas entidades recuperadas del interior del país, y que contará con la adhesión de la Conadu Histórica y la participación de la Fuba.

Daniel Sierra