Políticas

29/6/2006|952

Los españoles lo hicieron parir


“La Argentina se había ido, pero volvió”. Con esta frase, el “socialista” Rodríguez Zapatero le dio la bienvenida a Kirchner, que cuatro días más tarde se volvía de España con las manos vacías.


 


Con “erre” de Repsol


 


Kirchner, en primer lugar, le suplicó a Zapatero y a Repsol el “retorno de las inversiones energéticas”, después de una década de depredación de las reservas de petróleo y gas por parte de las privatizadas. Aunque Repsol le aseguró a Kirchner que invertirá dos mil millones de dólares por año entre 2007 y 2009, se ‘le olvidó’ que en 2005 ¡obtuvo en la Argentina unos tres mil millones de dólares de ganancias! La “promesa” implica que “sólo” fugará capitales por mil millones anuales… Interrogado sobre el vínculo entre esas “inversiones” y la suba de tarifas, Brufau, presidente de Repsol, fue claro: “No plantearía esos proyectos si no pensara que encontraremos los medios para hacerlos eficientes” (Clarín , 23/6). O sea, un aumento de tarifas o un default de la energía. Esta vez, los patrones españoles pusieron a parir a Kirchner. La “misión” del setentista Kirchner a España ha reforzado la capacidad de extorsión de los monopolios privatizadores.


 


El Club de París


 


Las “tan esperadas inversiones” también estaban condicionadas a que el gobierno kirchnerista devuelva los casi mil millones de dólares aportados por el Estado español en los tiempos del “blindaje”. Pero incluso para hacer el pago debe obtener el acuerdo del llamado Club de París, o sea el cartel de Estados acreedores. El resto del “Club” también quiere cobrar, en momentos en que Kirchner pretende acumular las reservas para armar un “nuevo blindaje” frente a la crisis financiera internacional. Con todo, Kirchner no dejó de destacar el papel ‘constructivo’ de la Unión Europea con Argentina, que contrastó con la política de Bush. Hasta hace muy poco, los funcionarios argentinos decían exactamente lo contrario, cuando los jueces norteamericanos rechazaban las demandas contra Argentina. El cambio de registro de Kirchner es un síntoma de que se agudizan las contradicciones de la política oficial.


 


A pesar de los elogios a la ‘vieja Europa, el arreglo de la deuda para “destrabar” inversiones ha quedado “trabado”, o sea sujeto a un acuerdo de carácter general.


 


Hasta el propio acuerdo de salvataje estatal de Aerolíneas (AR) quedó colgado del pincel. Para Marsans, no son suficientes los prometidos subsidios a las rutas no rentables y a los combustibles. La patronal española no quiere que la “capitalización” del Estado argentino se concrete a través de un cambio de deudas impositivas por acciones, sino por plata. Los propietarios de AR “dejaron en claro que el Estado tendrá que pagar por esa participación” (Clarín, 23/6).


 


“K” se despidió de Madrid prometiendo que “la inversión pública complementará a la privada”, es decir, que seguirá hurgando en la caja del Estado para financiar inversiones cuyos réditos irán a la de las privatizadas. De Vido reclama que las AFJP “inviertan en energía”, pero los fondos de pensiones condicionan ese aporte a un aumento de las tarifas, los mismos que exigen los pulpos “españoles” que controlan la energia, controlan las AFJP.


 


Con “R” de Renault


 


Echando tierra sobre el fracaso de Madrid, Kirchner volvió a la Argentina para anunciar el nuevo “protocolo automotriz” del Mercosur. Se trata de un reforzamiento de los beneficios para Techint, que tiene la cuota principal de abastecimiento de chapas para las terminales y autopartistas en Argentina. El mismo pulpo acaba de comprar una siderúrgica importante en Estados Unidos, lo que equivale a una especie de Alca particular, ya que de este modo ingresa en el mercado norteamericano. Si Bush aprueba la adquisición, Kirchner no podrá seguir diciendo que los yanquis no son ‘constructivos’ con la ‘reconstrucción de la burguesía nacional’. Pero la norteamericanización de Techint introduce una cuña muy fuerte en la pelea que abrió Lavagna, que convoca a seguir el ejemplo de Uruguay en lugar del de Venezuela. Como auténtico oportunista, Kirchner tira ondas en todas las direcciones con la finalidad de conservar la manija y las prebendas el mayor tiempo posible.


 


El “derrotero” internacional de Kirchner se completará, finalmente, con la firma del acuerdo en torno del precio del gas importado desde Bolivia, que el gobierno de Evo Morales llevará de 3,4 a 5 dólares. El fluido será comprado por la estatal Enarsa que, a su vez, se lo entregará a las transportistas, distribuidoras o grandes usuarios… al “viejo” precio. Es decir, que la “viabilidad” de las distribuidoras de gas o de electricidad, o de los nuevos gasoductos de Techint, Repsol y Petrobras será bancada por el Estado y, a través de él, por los trabajadores y jubilados que cobran el 50% de la línea de pobreza.


 


A la acción parasitaria del capital y de los alcahuetes que lo representan, debemos oponer la organización de una alternativa obrera y socialista.