Políticas

15/1/2017

Los gasoductos cordobeses, un episodio de la crisis


El gobernador Juan Schiaretti decidió relicitar la primera etapa de la construcción de 4 gasoductos troncales. La licitación había sido ganada en 2015 por dos UTEs (uniones transitorias de empresas) integradas en un caso por IECSA (la del primo de Macri) y una empresa china (China Communications Construction Company) y la otra por Electroingeniería y China Petroleum.


La razón invocada es el atraso de los bancos chinos que iban a aportar el financiamiento (ICBC y Bank of China) en aprobar los créditos y efectuar los desembolsos. La nueva licitación sería para el 10% de obra (233 km) por un valor de 1.900 millones de pesos y contaría con el financiamiento de la provincia, la cual apelaría a la autorización dada por la Legislatura para endeudarse en 800 millones de dólares para los 10 gasoductos planificados. Las UTEs habrían dado su consentimiento, sin embargo la nueva licitación estaría abierta a otras empresas, incluso aquellas que omitieron presentarse en la anterior licitación que exigía aportar el financiamiento. Esta vez no es así.


El gobierno dice que actúa ante el atraso de los bancos chinos, que atribuye a “la idiosincrasia y los tiempos” del país asiático de seguir los ritmos del mismo. Las obras empezarían meses más tarde.


La decisión tomada por Schiaretti fue avalada por Macri, que el miércoles estuvo en Córdoba inaugurando la planta reductora de La Calera que es parte del Sistema de Anillo Córdoba-Gran Córdoba, obra en manos de la brasileña Odebrecht que ganó la licitación para la construcción de los 6 gasoductos restantes (un 30% del Programa Integral de Gasoductos Troncales).


La “solución” al atraso chino resuelta por el gobierno plantea más incertidumbres que certezas. Schiaretti pateó la pelota para adelante porque se trata de un tramo menor de la obra lo que se relicita, el resto seguirá en manos de las UTEs, es decir, que requieren del financiamiento de los bancos chinos. La explicación del gobierno esconde otras razones más serias y a su vez inmanejables para Córdoba e incluso Argentina.


¿Será que el problema está en la crisis mundial que tiene a China en medio de una fuga de capitales, golpeando a su sector financiero, y que Goldman Sachs cuantificó en la friolera de 50.000 millones de dólares mensuales promedio desde junio?


Para muchos analistas no escapan a las explicaciones del atraso chino las cambiantes relaciones entre ambos países. En el medio aparecen las represas de Santa Cruz, una obra por un valor de 4.500 millones de dólares en la cual interviene la UTE formada por Electroingeniería. Esas obras en principio fueron recortadas y ahora están sometidas a un estudio de impacto ambiental ordenado por la Corte Suprema, es decir, están en veremos.


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El ascenso del grupo Techint en las decisiones del gobierno de Macri no es un dato menor. Techint es un encarnizado opositor a la presencia de los grupos chinos en la obra de los gasoductos (hizo presentaciones judiciales, incluso, contra la licitación cordobesa) por considerar una competencia desleal (dumping mediante) contra la producción de caños de acero en la Argentina. Schiaretti salió abiertamente a enfrentar al grupo Rocca, por monopolio y sobreprecios en la producción de acero, y lo hizo en nombre de los multinacionales automotrices, principales compradores de chapa de acero. Finalmente, el gobierno nacional intercedió para que Techint proveyera parte de la obra. La deserción de los bancos chinos abriría el camino para barajar y dar de nuevo e incorporar incluso a grupos que han quedado al margen de la licitación.


Por si faltara algún condimento de crisis, la presencia de Odebrecht es un revulsivo. Ya la anterior licitación (realizada en 2007 por De la Sota) fracasó en parte por la negativa del gobierno K de firmar los avales pero quedó en medio del Lava-jato, y las denuncias incluían a sectores muy cercanos al ex gobernador José Manuel De la Sota como su publicista Santana, y al grupo Britos de Gustavo Miró, sindicado como el De Vido del “Gallego”. Desde el gobierno de Schiaretti dicen que la nueva licitación borró todas esas presunciones, pero lo cierto es que Macri debió contestar en medio de la inauguración y mientras payaba en el festival de doma de Jesús María sobre las coimas de Odebrecht recibidas por su jefe de inteligencia Arribas. Mientras tanto y sin un kilómetro construido la obra aumentó su costo en un 45% pasando de $ 8.600 a $ 12.480 desde la licitación efectuada hace dos años.


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Tal como señalamos en la sesión del 17 de marzo pasado, cuando se aprobó el permiso de endeudamiento, los gasoductos están en peligro. Los medios recogen que la preocupación central del gobierno es que fracase la obra que Schiaretti planteó como insignia de su gobierno. El gobierno insiste en que los gasoductos traerán un desarrollo industrial a vastas regiones de Córdoba, sin embargo carece de un plan de desarrollo industrial o una política siquiera para enfrentar la crisis industrial que hoy azota a la provincia y que no tiene que ver con la ausencia de energía, más aún, el alto costo de la misma como resultado de los tarifazos de la electricidad, el gas y los combustibles, en beneficio de los pulpos petroleros y la rapiña de los grupos capitalistas, agravan la crisis industrial.


Los gasoductos no son parte, entonces, de un plan de desarrollo de las fuerzas productivas, el carácter capitalista del gobierno es un obstáculo para ello. Los gasoductos son concebidos como un negociado en sí mismo, de alto costo para el pueblo de Córdoba.


Corresponde la apertura de los libros y la investigación de todos los pasos de la obra, el control de los mismos por parte de los trabajadores y las organizaciones obreras y populares de los pueblos afectados por las obras para rediseñar las mismas de acuerdo a un plan de desarrollo que responda a los intereses generales de la población de Córdoba.