Políticas

19/4/2016

Los gobiernos (CFK y Cambiemos) y el dengue


El dengue se ha cobrado ya la vida de doce trabajadoras/es y a pesar que tuvieran cuadros patológicos preexistentes, la causa de muerte fue el dengue.


La cifra puede ser mayor, desde el momento que por los tiempos y el ritmo de los estudios, los casos se conocen con mucho retraso.


Un plan de erradicación del mosquito transmisor del dengue debe ser sostenido a través del financiamiento del Estado, y va de la mano de la resolución de los problemas sanitarios y habitacionales de la población.


Quienes escriben sobre el punto olvidan que en 1963 (resolución ministerial 872) ¡hace más de cincuenta años! se dio por terminada la campaña de erradicación del mosquito Aedes aegypti, con el acuerdo de la Oficina Sanitaria Panamericana de la Salud, emitido un año después.


Las campañas estuvieron dirigidas a la erradicación de los reservorios, primero con DDT y luego, dada la toxicidad de éste, con otras sustancias. Luego se demostró que si no se destruyen los criaderos de las larvas en dos semanas regresan los mismos niveles de infestación.


Luego de la decisión de 1963 no hubo una campaña de vigilancia y, ahora, aparecidos los primeros casos, ni el gobierno “nacional y popular” ni el de Cambiemos cambió en algo el “protocolo” que deja en manos de la familia preservar su medio ambiente y evitar, por ejemplo, que se acumulen aguas en la vivienda. Es este cuadro de abandono lo que condujo a la reintroducción del mosquito transmisor y a la expansión del dengue a nivel continental.


 


Algo de historia


Hacia finales de la década de 1970, con la implementación del programa de erradicación continental, la enfermedad estaba controlada. En realidad, el programa estaba dirigido al control de la fiebre amarilla, que comparte el mismo vector. Con excepción de Venezuela, las Guayanas y algunas áreas del Caribe, el mosquito transmisor estaba erradicado.


El abandono de los programas de control vectorial, produjeron la reintroducción del Aedes aegypti y hacia finales de los años 90, la situación era la misma que en 1940.


Un dato de color. En tiempos de Nixon, cuando Estados Unidos bombardeaba Vietnam del Norte a un coste de millones de dólares, decidió ahorrar en otros rubros y retiró los subsidios para una campaña contra los mosquitos en Sudamérica porque se estimaba que la presencia de fiebre amarilla era muy baja. Con este respiro los mosquitos desarrollaron resistencia a los agentes químicos utilizados en campañas anteriores. (Sheldon Watts. Epidemias y poder, 1997).


Las epidemias en el Caribe regresaron de la mano del abandono del plan sanitario de control vectorial y en Cuba, en 1981, se produjo la primera epidemia de dengue hemorrágico (dengue grave), con cerca de 10.000 enfermos y 158 casos fatales.


A partir de esa época, el dengue se reintroduce en todo el continente, incluso en los Estados Unidos (1980, 1986 y 1995) con la única excepción de Canadá.


No existiendo al presente una vacuna que inmunice a la población susceptible, la única medida efectiva para limitar la expansión de la enfermedad, es el control del mosquito.


El control vectorial físico se sostiene en un plan de saneamiento ambiental dirigido a brindar el abastecimiento público de agua segura -es decir potable- y en el sistema de recolección, transporte y eliminación de residuos sólidos (envases, latas), neumáticos y recipientes plásticos.


Las epidemias de dengue son consecuencia de la degradación de las condiciones de vida en todo el continente, especialmente en América Latina, del abandono de las políticas de salud pública y de las condiciones de miseria social a las que somete la explotación capitalista. Los gobiernos de la “década ganada” y de “la hora del cambio” son responsables.