Los intereses comunes de Piñera y los K

La buena onda de los negocios

Durante la campaña electoral, Piñera afirmó que “no tenía claro si la Argentina adhería al modelo representado por Venezuela, Cuba o Bolivia o al que encarnan Brasil, México y Chile”. La pregunta que se impone es qué puede haber llevado al pinochetista presidente electo de Chile a abrir esa cuota de expectativas en los K. Ocurre que dos meses antes, incluso cuando las encuestas marcaban la alta probabilidad de un triunfo del candidato pinochetista, Cristina se apresuró a firmar con Bachelet el acuerdo de Maipú, que supera y amplía los términos de los tratados mineros anteriores, pues proyectan la construcción de dos túneles de interconexión entre ambos países. Uno ferroviario (los vehículos irán en vagones abiertos) a la altura de Mendoza, con un costo de 4.000 millones de dólares, y otro vial en Agua Negra, a la altura de San Juan, por otros 800 millones. El proyecto mendocino está fogoneado por Eurnekian, uno de los empresarios más beneficiados en la era K, además de estar altamente sobrevaluado.

Pero no todo son túneles en esta vida. Cristina y Bachelet han cedido a la multinacional Barrick el yacimiento de oro con mayor productividad hoy día del planeta, con un costo de producción que no llega a los 100 dólares por onza, cuando el precio mundial supera los 1.000 y sigue para arriba. El pulpo minero canadiense es el que más viene creciendo en la extracción de oro en el mundo gracias a los K y a Bachelet (comenzó a explotar la mina Veladero, en San Juan, en 2005). ¿Por qué no habría de reconocer todo esto Piñera, que ha proclamado la privatización de la minera Codelco, parcialmente estatal, como uno de sus mayores objetivos? Y para comprobar que no se deja llevar por desvaríos ideológicos, el pinochetista piensa llevar como ministro de Minería al “socialista” Eduardo Loyola, quien se opuso al royalty minero (una fórmula para incrementar las regalías mineras que impulsó el candidato socialista disidente Marco Enriquez-Ominami). El ‘socialista’ Loyola fue ejecutivo del grupo Luksic, el más importante de Chile, con fuertes intereses en la minería.

Ya que hablamos de minería, el tratado binacional argentino-chileno, el primero de su tipo en el mundo, no sólo le abrió las puertas a la Barrick. El martes 26, el ministro de Minería de Cristina se reunió con los directivos de Xstrata. Este pulpo suizo-australiano no sólo es dueño de Alumbrera en Catamarca, sino que posee el yacimiento de Pachón (de cobre y molibdeno) en Calingasta, San Juan, sobre la frontera con Chile, que “goza” también de los favores del tratado binacional, sin el cual no podría ser explotado. Y con el cobre retomando sus máximos históricos, ¿cómo no se va a ablandar Piñera siendo que Xstrata es uno de los pulpos que ha invertido recientemente en Chile?

Este ‘clima’ de intereses recíprocos no fue interrumpido ni cuando circularon fuertes rumores sobre la designación de un marino pinochetista (Jorge Arancibia Reyes) como embajador en Argentina: el gobernador de San Juan, Gioja, firme aliado K, pero más firme aliado de Barrick y de Xstrata, no vio ningún inconveniente. “De ninguna manera queremos entrometernos en la política de otro país… la relación con Chile va a seguir siendo la misma” (Diario de Cuyo, 27/1).