Políticas

22/2/2007|981

Los jubilados no se dejan engañar


Catamarca fue de las primeras provincias en transferir su Caja de Jubilaciones a la Nación en 1995. Los jubilados dejaron de percibir el 82% móvil -que garantiza la Constitución provincial.


 


Para frenar el movimiento de lucha de estos jubilados, el gobierno de Brizuela del Moral sacó una resolución que distorsiona y por mucho el 82% móvil. Brizuela excluye de la base del cálculo del 82% las retribuciones “no remunerativas”, es decir en negro, que en muchos casos alcanza al 50% del salario. Es decir que en vez del 82% ofrece el 41%, o sea la mitad. Por otro lado, no establece la retroactividad, es decir el pago de la deuda acumulada por el incumplimiento. La misma arbitrariedad se ha producido en los fallos judiciales de primera instancia.


 


De más está decir que este 82% móvil trucho sólo cubre a quienes se jubilaron con anterioridad al 1995. Para la mayoría de los jubilados y para los trabajadores en actividad no hay ni una ficción de 82% móvil; en el caso de los docentes, la movilidad no está reconocida, de modo que la inflación ‘se come’ las jubilaciones.


 


Hasta aquí, la primer estafa. ¿Cuál es la segunda? La de Barrionuevo. En campaña electoral, asegura que pagará el 82% móvil si lo eligen como gobernador. La promesa la hace el mismo hombre que votó la privatización menemista de las Cajas y la de “solidaridad previsional”, que acabó con el 82% y con la movilidad. Tampoco dice de dónde sacará los recursos. Brizuela como Barrionuevo están ahora mismo votando en el Congreso la reforma jubilatoria que modifica los mecanismos de opción de los aportistas pero que vuelve a negar el 82% móvil. De más está decir que Barrionuevo sabotea, a través de la CGT local, toda lucha salarial.


 


El Partido Obrero de Catamarca plantea 82% móvil para todos los jubilados. Para esto y para el pago de la deuda a todos los jubilados desde el año 1995, un impuesto extraordinario permanente a las ganancias de los pulpos mineros y de los terratenientes.


 


El precio internacional de la aceituna y del aceite, así como el del cobre y los metales es el más alto de la historia.