Políticas

21/7/2005|909

Los jubilados no son culpables de la inflación

Según los diarios, Kirchner desestimó un aumento del 10% para todas las categorías de jubilados, porque provocaría una mayor inflación.


¿Es posible un mayor descaro?


¿No es una confesión patética del fracaso completo del gobierno para hacer frente a la miseria social?


Cuando trascendió la decisión, el Presidente replicó que “no se puede salir de la indigencia de un día para otro”.


Lo mismo decía Menem: “Pobres habrá siempre”.


Los banqueros, sin embargo, salieron de la bancarrota que ellos mismos provocaron sin esperar siquiera al ‘día siguiente’.


El gobierno les ofreció títulos del Estado que hoy son el gran negocio de la especulación.


Luego les dio títulos en pesos que se ajustan por inflación.


Creó de este modo un conjunto de interesados en la carestía.


Pero Kirchner y los gobernadores tampoco aumentan los salarios de los docentes y de los trabajadores de la salud.


Peor aún, acaba de reducirlos al elevar el aporte jubilatorio del 7 % al 11%.


Al mismo Kirchner, sin embargo, no le tembló la mano para autorizar la compra de vagones a España, que no servirán para nada porque las trochas ferroviarias y todo el sistema están completamente obsoletos.


Un curro.


También les va a financiar el ensanche de la General Paz con plata del Banco Nación.


Otro curro.


Los capitalistas se salen así con la suya “de un día para el otro”, ¡y de qué manera!


¡Los indigentes que no pueden esperar salidas para “el día siguiente” forman, sin embargo, nada menos que el 40% de los argentinos!


Pero Kirchner no podrá poner remedio a la inflación congelando jubilaciones, porque a la inflación la dispara la especulación capitalista que alienta el propio gobierno.


Una especulación que él mismo financia con la compra de dólares por parte del Banco Central.


Las propiedades y los alquileres no suben por culpa de los jubilados, ni tampoco los gastos de turismo ni el precio de los automóviles.


A partir de estos aumentos la inflación se extiende a toda la economía.


Los precios se redolarizan, mientras los salarios y las jubilaciones quedan pesificados.


La inflación se ha convertido en el verdadero y único programa electoral del oficialismo.


Amenaza producir una crisis política mayor que la que pueda generar el choque con Duhalde y hasta provocar la caída de Lavagna.


El Partido Obrero plantea:


1. Por un impuesto inmediato a todas las ganancias extraordinarias y abusivas de los especuladores de toda clase;


2. Por salarios mínimos iguales al costo de la canasta familiar; 82% para los jubilados; ajuste por inflación;


3. Por un plan de obras públicas, controladas por los propios trabajadores, por 30.000 millones de pesos, para resolver los problemas sociales y poner fin a la desocupación (el gobierno se jacta de un plan que representa el 1,5% del presupuesto social y que beneficia a sus amigos);


4. Por un seguro a los desocupados.


Argentina tiene una salida.


Pero no la darán los pulpos capitalistas y sus comisionistas políticos.