Políticas

14/11/2013|1293

Los K y Romero ya complotan contra el PO en el Concejo de la capital

De 21 bancas en disputa en el Concejo Deliberante capitalino, el Partido Obrero obtuvo nueve. Nuestra victoria es un mandato para que se abran las cuentas del municipio, que se eliminen los negociados de la patria contratista, las exenciones a las grandes empresas, el trabajo municipal en negro y la confiscación de los salarios a través de los sistemáticos impuestazos. Como primera minoría, exigiremos la presidencia para que la agenda del Concejo tenga como ejes los verdaderos problemas que afectan a los trabajadores y a la clase media.


Disgregación burguesa, emergencia de una alternativa


Hay que remontarse muy atrás en el tiempo para encontrar datos sobre la existencia de un bloque tan numeroso en el Concejo de Salta. En 1991, el Partido Renovador, originario de la dictadura, ganó la gobernación, la intendencia y once concejales, aprovechando la profunda crisis del partido gobernante, el PJ de Roberto Romero. Pero el rasgo central de esta mayoría burguesa fue su extrema volatilidad, que se llevó puestos a los renovadores.


Cuando la crisis de 2001 dejó al municipio en bancarrota y la intendencia privilegió el pago a las contratistas por sobre los salarios de los trabajadores municipales, el PO ingresó por primera vez al Concejo, desplazando al radicalismo, en oposición al ajuste que unificaba a peronistas y "opositores" renovadores. Nuestro partido ganó protagonismo rápidamente visitando todas las barriadas salteñas y organizando la lucha por todas las reivindicaciones, contra los punteros, el clero y la represión policial.


La "década ganada" de contratistas y especuladores


A partir de 2004, cuando la municipalidad ingresa en una etapa de recomposición económica, advertimos que los mayores ingresos acelerarían el vaciamiento y privatización del municipio, como así también la proliferación (promovida por el Estado) de la especulación inmobiliaria, turismo sexual, apuestas, el juego en general ('la idiosincrasia salteña' a la que alude la derecha).


El intendente menemo-romerista, Miguel Isa, fue el que se hizo cargo de este proceso de "recuperación". Fue reconocido durante estos años por todo el arco político burgués como el garante del orden y de los negociados. Convertido rápidamente al kirchnerismo, a la par de Urtubey, desde la caída de Romero en 2007, continuó con su política parasitaria, recurriendo con mayor asiduidad a los impuestazos contra la población trabajadora y la clase media. La 'recuperación' explotó en el último año al calor de la crisis nacional y provincial.


Nueva etapa


El impuestazo de comienzos de año, la crisis de la obra pública, los intentos de destinar nuevas zonas de la ciudad a negocios inmobiliarios y el descubrimiento, por parte de la Afip, de redes de trata que operaban frente a la total inacción de Isa, acabaron de empujar a la población a este viraje radical. En cada uno de estos problemas, la oposición, lejos de criticar a la intendencia, atacaba al PO, el único partido que planteaba una denuncia y una superación al cuadro actual. Estos bloques pagaron caro su miopía y rastrerismo: renovadores, radicales, clericales y el FAP quedaron muy lejos de cualquier representación.


La presencia de un bloque compacto de envergadura en el Concejo Deliberante viene de la mano de un programa y un método político a la medida de las necesidades históricas del pueblo de Salta en una etapa de transición.


Se abre una crisis en la estabilidad del régimen. En estos momentos, los bloques políticos de Romero, el FpV y el PJ están en negociaciones para quitarle la presidencia al PO y embarrar la discusión presupuestaria y del impuestazo; los K se embarcan en un frente con la derecha contra la izquierda. Para que esto ‘prospere’, sin embargo, Isa y Urtubey van a tener que ponerse ‘generosos' con sus rivales -lo cual desatará ambiciones desmedidas por todos lados. Pretenden aprobar el presupuesto 2014 con la composición del Concejo actual, anterior a la que emergió de los comicios, y retener, además, una caja de más de cien millones en el Concejo. Muestran sus transas como "poder de negociación y diálogo democrático" pero la población rechaza un Concejo dirigido por personajes repudiados y travestidos. Aceleran su derrumbe.


Vamos a llevar la cuestión de la presidencia a la calle y a los lugares de trabajo. El Partido Obrero defenderá el lugar que le corresponde con todo su empeño. Además, vamos a salir a todos los puntos de la ciudad a discutir nuestro programa con los vecinos, escuchar sus demandas, y organizar pliegos e iniciativas. Vivimos un viraje profundo que ha acercado al Partido Obrero a enormes sectores del pueblo trabajador que hasta hace poco se referenciaba en el peronismo. Vamos con todo por el afianzamiento de esta tendencia, por la construcción de un gran movimiento histórico obrero y socialista en Salta.