El jueves 10, a las 10 de la mañana, alrededor de 900 trabajadores municipales protagonizaron una contundente movilización desde el hospital municipal hasta la Intendencia. Llevaban una carta con tres demandas: 1) derogación de la ordenanza que aumenta los sueldos de los funcionarios en proporción al aumento a los trabajadores; 2) aumento del 15% al básico de los municipales; 3) mejores condiciones laborales.

Ya el viernes 28 de agosto, los trabajadores del hospital Ramón Santamarina, reunidos en asamblea, habían salido a cortar las calles lindantes al hospital. La burocracia propuso que la semana siguiente hicieran movilizaciones y cortes alrededor de los hospitales por media hora, en coincidencia con el horario del refrigerio. Esto se hizo toda la semana con adhesión creciente. La semana siguiente se aumentó el tiempo a una hora –de 10 a 11– afectando así el presentismo.

En este plan de lucha confluyeron el Sindicato de Trabajadores Municipales de Tandil y la Cicop, que nuclea a los profesionales del hospital. Los médicos exigen un 33% de aumento.

Miguel Lunghi (UCR) es uno de los intendentes que amenazó con desdoblar el pago de salarios. Los intendentes alineados con la oposición sojera y clarinesca son tan ajustadores como el que más. Lunghi ya impuso un aumento de tasas, pero no le toca un pelo a los capitales agrarios, turísticos e industriales, que se enriquecen con los recursos naturales y el trabajo de los tandilenses.

Hay que organizar asambleas en todas las reparticiones para votar la continuidad de las medidas. En el hospital, impulsar asambleas conjuntas de médicos, enfermeros y administrativos. Trabajar por una asamblea general para seguir el ejemplo de los municipales de Suárez, que han puesto contra las cuerdas a su ajustador.