Políticas

3/12/1998|610

Los niños de los cortaderos

Los compañeros que editan la revista La Luciérnaga nos han hecho llegar el último ejemplar de su publicación (noviembre-di­ciembre). De ella extraemos una denuncia que habla por sí misma:


“Los cortaderos artesanales ya casi no funcionan, no tienen el mismo nivel de actividad de diez años atrás. Muchos han cerrado. Cada vez menos gente trabaja en ellos. ‘Los niños de los cortaderos’ también son cada vez menos. Pero todavía hay mu­chos que trabajan por su cuenta o junto a sus padres ayudándoles con su trabajo… Estos niños o adolescentes trabajan de lunes a sábados, cuando no es de lunes a lunes (como en épocas de lluvia en que los días soleados se aprovechan frenéticamente porque cuando llueve no se puede trabajar si no se tiene un techo), de 8 a 13 horas, cuando paran para comer, y de 14 a 19 o 20 horas, cuando se pone el sol. Les pagan a sus padres o a ellos, depende del acuerdo del cortadero, el niño y su familia. Los salarios para los niños por cualquier tarea por semana suele ser de entre 3 y 10 pesos.


“No van a la escuela. Están expuestos a accidentes laborales de los que nadie se hace responsable y nadie cubre. Además, van sobre esforzando sus cuerpos de modo que es muy probable que tengan problemas de salud cuando crezcan. La mayoría vive en los cortaderos, en barrios o villas cerca­nas”.