Políticas

24/3/1994|414

Los “privatizadores” anegan la Capital

La tormenta de la semana pasada puso en evidencia lo que el régimen de privatizaciones y concesiones le ha dado a la Ciudad de Buenos Aires. Aunque Ruckauf adjudicó la responsabilidad del desastre “al sistema de desagües pluviales”, estas lluvias anegaron barrios que en otras oportu­nidades no habían sido afectados.


El primer causante es la mugre de la ciudad, producto del mal trabajo que realizan las concesionarias, Cliba y Manliba. Se calcula que éstas dejan en la calle la misma cantidad de basura que le­vantan cotidianamente. Todo indica que la “rene­gociación” de los contratos firmados por Grosso, se hizo a expensas de la calidad de los servicios que deben ofrecer estas concesionarias. Desde que se “renegociaron’’ dichos contratos ha disminuido el ritmo de recolección. Ahora, después de la lluvia- inundación, las empresas se han comprometido a duplicarla.


A la luz de lo ocurrido queda comprometido el concejal Aníbal Ibarra del Frente Grande, quien hace unos meses dijo que: “Estas negociaciones implicaron un ahorro importante para la Co­muna y constituyen uno de los méritos de la gestión del nuevo delegado presidencial” (El Cronista, 30/12/93).


Pero el problema no termina aquí, ya que el nuevo monopolio de Obras Sanitarias (Aguas Ar­gentinas) no ha realizado el mantenimiento debido de tos sumideros. Conclusión: los privatizadores están ahogando a la ciudad financiera y física­mente.


El secretario de Hacienda de la Municipalidad, Aguilar, ha declarado que “no descarta que haya que apelar a un aumento de impuestos para financiar las obras de ampliación del sistema pluvial”. Detrás de la inundación se prepara el “impuestazo”, que, no quepa ninguna duda, no será utilizado para mejorar las obras de infraestruc­tura (las concesionarias Cliba y Manliba no hacen inversiones hace años), sino para pafiar el déficit de las finanzas comunales que surge del pago a las concesionarias.