Políticas

24/2/1994|412

Los santiagueños siguen marcando el camino

El miércoles 16, coincidiendo con el segundo mes del “Santiagueñazo”, el “Frente de Gremios en Lucha” realizó una masiva manifestación de repudio a la política de la Intervención Federal. Los tres mil manifestantes, con una mayoría de jubilados, docentes medios y de diversas reparticiones estatales, se movilizaron por las calles céntricas y se concentraron frente a la sede del gobierno para entregar un petitorio de 12 puntos. Ahí exigen la derogación de la ley Omnibus, rechazan la reducción de salarios y el traspaso de las cajas jubilatorias, la defensa del 82% móvil, el pago de todas las deudas, el juicio y castigo a los corruptos y la devolución del patrimonio público saqueado.


Schiaretti dejó a funcionarios de segundo orden para recibir el petitorio y desplegó todo el aparato represivo de la provincia en torno a las principales reparticiones públicas. El despliegue policial no intimidó a la manifestación, que al grito de “tienen miedo, tienen miedo”, “Que se vaya, Que se vaya” , volvía a colocar el problema de las reivindicaciones en un marco político.


En la manifestación se expresó el proceso de radicalización política de las masas santiagueñas. Los conflictos también recrudecen: el gremio docente de AESyA se encuentra en quite de colaboración y en principio ha declarado que no iniciará las clases; la misma actitud han declarado los demás gremios de la docencia; diversas reparticiones estatales han realizado paros y manifestaciones.


La intervención no ha logrado  establecer una política que frene el proceso de lucha. La reincorporación de 2.000 cesanteados en la época de Lobo, el pago de parte de la deuda salarial, el encarcelamiento de algunos funcionarios de segundo orden, sólo ha servido para templar la confianza de los trabajadores, que ven que con el “santiagueñazo”  y con el permanente estado de lucha se logró imponer algunas reivindicaciones. Por otro lado, Schiaretti anunció una política salarial de recorte de adicionales, que en algunos casos significan una reducción del 40% (según denunció AESyA, o del 60% según CISADEM).


El proceso de lucha se combina con la formación de comisiones de bases que escapan al control de la dirigencia de los principales sindicatos, como ocurre en Recursos Hídricos, Contaduría de la provincia, en ciertos sectores de sanidad, Tribunal de Cuentas, Vialidad. Esto ha llevado a algunos sectores a plantearse la coordinación de las comisiones de base y pasar a disputarle de conjunto la dirección de los trabajadores a la burocracia sindical.


Mientras se acentúa la tendencia a un reagrupamiento combativo de los trabajadores, la intervención no ha logrado disciplinar a las fuerzas del PJ para la próxima Constituyente, al decidir Juárez salir por afuera con un frente con los “peronistas descamisados” (ex Fral) y otros grupos menores. De esta manera, el PJ se presentaría muy debilitado, pues Juárez aún domina gran parte del aparato partidario y ello no está compensado por un abanico de apoyo que encontró la intervención en la DC, el PI, el PF, la Ucedé y el MID, que son fuerzas menores. Coyunturalmente, eso favorecería a la UCR, que logró salvar la interna y ha radicalizado su demagogia, por ejemplo llamando a participar de la manifestación del 16 de febrero. El centroizquierda se presenta dividido, en un frente del PSP-PSD y el Frente Grande, que se expresará con otro nombre, “Memoria y Participación”.


En este cuadro, la conformación del FIS ha dado la posibilidad en la provincia de que la izquierda pueda constituir la única herramienta capaz de darle expresión política a la tendencia de lucha de los explotados, y que se resume básicamente en impulsar la formación de los comités de base en todos los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios, la formación de coordinadoras que pasen a dirigir la lucha por las reivindicaciones, preparando el terreno para expulsar a la intervención, dando lugar a la imposición de un gobierno de trabajadores.