Políticas

15/8/2013|1281

Los seguidores de La Cámpora deben cambiar de rumbo

El título que eligió La Cámpora para su comunicado sobre el balance electoral ("Las elecciones desnudan a todos") es más que elocuente. Es que después de proclamar una década ganada y la "construcción de poder", la agrupación convoca ahora a dar la pelea por la supervivencia del gobierno K, "en pelotas". Los que quedaron al 'desnudo', para La Cámpora, son sus aliados de la 'década': los intendentes y gobernadores que formaron parte de la construcción de ese 'poder'. El lenguaje evoca a la República Social de Saló -la republiqueta que instaló Mussolini en el norte de Italia, luego de que fuera liberado por los alemanes. También el Duce se aprestaba a librar la última batalla con una radicalización del discurso, para recuperar terreno en un país ya ocupado por los Aliados.


Las elecciones han "desnudado a todos", pero por sobre todo al kirchnerismo. Tanto Massa como los intendentes que se han ido con él formaron parte, hasta hace algunas semanas, del Frente para la Victoria -ante la vista y paciencia de La Cámpora. Con la lista de intendentes del FpV, designada a dedo por CFK, y la entronización de Scioli como jefe de campaña ocurrió lo mismo. Los "camporistas" elevaron la tragada de sapos a la altura de la estrategia. La Cámpora nunca atinó a disputarle los sindicatos a la burocracia sindical, la que se pasó en gran parte (y se seguirá pasando) a la oposición. Le hicieron caso a Néstor Kirchner cuando les dijo "no se metan en los sindicatos, de eso me encargo yo". Las elecciones han dejado 'en pelotas', por sobre todo, a La Cámpora. La Cámpora se deja devorar, indudablemente, por los mitos que ella misma ha creado, porque – en el fondo- los intendentes no han traicionado a nadie, sino que defienden sus intereses de casta y clase -los mismos intereses que los llevó al kirchnerismo, cuando se trataba de "reconstruir a la burguesía nacional".


Ahora que la burguesía reclama una enésima 'reconstrucción' (devaluación, liberar importaciones y giros de fondos al exterior, y una nueva oportunidad de endeudamiento internacional), los punteros oficiales se realinean en función de las nuevas necesidades. El 'desendeudamiento', desde un punto de vista capitalista, es el umbral para un nuevo endeudamiento. La Cámpora plantea ahora que CFK debe rechazar cualquier participación en el cambio de frente de la burguesía nacional, como se lo reclaman las patronales K, y que debe insistir en los 'cepos' y los 'racionamientos' de divisas. Pero lo que ocurre con Chevron demuestra que este 'intervencionismo estatal' es sólo una variante del cambio de política que reclama la burguesía, bajo la forma de una 'sintonía fina' de la devaluación del peso. La 'opo' ya está advirtiendo de un 'talibanismo' oficial y hasta que se preparara una pesificación (a 5,60 pesos) del Bonar VII, un título público por el cual hay que pagar, en septiembre, 2.700 millones de dólares. Esa pesificación es una operación imposible, políticamente, para un gobierno que encubre una inflación del 30 por ciento anual, que aumenta las naftas y devalúa el peso a un ritmo mayor que el crecimiento de los precios, y que acaba de recoger, con dificultades, la cuarta parte de los votos. Los K pueden confiscar salarios, pero no a los acreedores internacionales. Ese pago, sin embargo, dejaría a otro más 'en pelotas' -al Banco Central. No debería descartarse, por eso, la variante de que el gobierno pague en Cedines ese vencimiento.


Lamentablemente para la masa de sus seguidores, La Cámpora ha ido demasiado lejos en su sometimiento al pseudo nacionalismo burgués para rectificar su rumbo y no sorprendería que algunos de sus funcionarios se pasen también al bando de la 'contra'. No advierte que lo que está en juego es la transición postkirchnerista, no el kirchnerismo. La etapa que se ha iniciado volverá a poner a las masas ante el desafío de enfrentar un violento ajuste capitalista en perjuicio de ellas, para lo cual esas masas necesitan liberarse del 'cepo' político de los K. Para eso hay que echar a la burocracia de los sindicatos y preparar a los explotados para una resistencia independiente -no condicionada a los arreglos por arriba.


Llamamos a los seguidores de La Cámpora y a los seguidores obreros del kirchnerismo a votar al Frente de Izquierda y de los Trabajadores, y a militar con nosotros para incorporar una fuerte bancada socialista, obrera y popular en el Congreso.


La ceguera mortal de La Cámpora se manifiesta cuando dice que las elecciones han "desnudado a una izquierda snob que no pone el cuerpo". Esta cúpula de funcionarios enriquecidos no sabe de qué está hablando. Mientras ellos transitan ministerios y nosotros ponemos el cuerpo, ellos -con CFK a la cabeza- nos acusan de provocadores, como ocurrió cuando los aliados políticos, policiales y sindicales del gobierno K mataron a nuestro compañero Mariano Ferreyra. Hay algo más, sin embargo: no se trata solamente del cuerpo, se trata por sobre de todo del programa. 'Poner el cuerpo' en el asistencialismo es clientelismo al servicio de la burguesía. Hay que poner lo que hace falta para derrocar a la clase explotadora, no para 'remediar' la catástrofe social que engendra el capitalismo decadente.