Políticas

28/5/2009|1085

Los trabajadores de Atucha II marcan una salida

El miércoles 20 de mayo, ciudad de Zárate -y más de una oficina gubernamental y patronal- tembló: la obra de Atucha II, la principal obra del país, se paralizó por completo. La iniciativa la tomaron los 800 trabajadores de Electroingenieria, quienes establecieron un piquete en la puerta y no entraron a la empresa en reclamo de un aumento del 25 por ciento y otras demandas salariales. Una maniobra de las patronales y los funcionarios de NA-SA – encargados del complejo- permitió desviar los micros del resto de los 5.000 trabajadores y hacer que éstos no confluyan con los 800 de la empresa en lucha.

La vigorosa acción de los trabajadores de Electroingenieria en Atucha II ha culminado con un acuerdo. Se establece un aumento en montos fijos que oscilan entre $140 y 260 según la categoría, lejos del 25 por ciento. Además se logro el pago de los 4 días de paro (tres de ellos descontados en meses anteriores), de los francos compensatorios y de ítems vinculados con el impuesto a las ganancias. Estos dos últimos puntos representan una recomposición del salario, en primer lugar, para los sectores más calificados. El acuerdo fue aceptado en asamblea general, aunque con cierta insatisfacción.

Esto ha traído un efecto cascada: el resto de los trabajadores de las demás contratistas han comenzado a exigir el mismo tratamiento. El viernes pararon los 600 trabajadores de Techint y arrancaron un aumento similar. Masero y Rialco han anunciado que salen al paro esta semana bajo la forma de asamblea permanente.

Los problemas de fondo

En su momento el Partido Obrero denunció que el gobierno estaba reduciendo el presupuesto mensual de Atucha II, ralentizando la obra. La consecuencia inmediata fue la eliminación de las horas extras y el inicio de despidos: Interacero, Dycasa, entre otras. Planteaban ahorrar a partir de recortes en el presupuesto mediante el despido de trabajadores, el congelamiento y reducción del salario.

Denunciamos que el dinero ya estaba en poder de los administradores de Atucha II, que lo retenían a la espera de que las contratistas readapten sus planes a un ritmo más lento de ejecución de las obras: en castellano, no se puede descartar que, probablemente después de las elecciones, vengan despidos en masa. Es un punto en el que las conducciones gremiales se hacen las distraídas sobre el punto y las variantes del PJ, Carrió y el centroizquierda no denuncian.

La próxima etapa

Hay una campaña en marcha haciendo hincapié en que el presupuesto de Atucha II es alto, pero todos sabemos que una parte sustancial de la plata no va a la obra, sino a negocios patronales y de funcionarios. Una parte, muy menor, a “untar” delegados truchos y direcciones gremiales. El presupuesto “alto” sale a relucir para salirle al cruce a los reclamos salariales o para promover despidos mientras se hace la vista gorda de todos estos chanchullos.

Enfrentemos esta maniobra: si hay una preocupación seria sobre el tema, que se abran los libros y las cuentas bancarias de las empresas y de toda la operatoria financiera de Atucha II. Que se establezca una auditoría obrera a través de una comisión electa por asamblea, responsable ante los trabajadores, es decir un control obrero de la obra y flujo de dinero, para garantizar que el dinero público vaya a donde debe ir. La corrupción de la que se acuerdan algunos no está abajo, el pez se pudre por la cabeza.

La lucha de Electroingeniería pone de relieve no sólo la inconsistencia, sino la total descomposición de las conducciones gremiales y de una amplia franja de cuerpo de delegados de la obra, que sólo actúa contra los intentos de salir a luchar. Esta abierta la lucha por una renovación a fondo de las comisiones internas e incluso la recuperación del gremio para los trabajadores. Hay que preparar una asamblea general de la obra para unir a los 5000 y luchar contra cualquier intento de hacerle pagar los costos de la crisis a los obreros.

Carlos Frígoli