Políticas

23/10/2018

Los trabajadores, en el tobogán de la crisis industrial

Miles de despidos y suspensiones y caída abrupta del consumo.

La caída de la actividad industrial está en un tobogán cada vez más empinado, con la consecuencia de un aumento en la cantidad de despidos, cierres de empresa y disminución de horas trabajadas y la desaparición abrupta de las horas extras en casi todos los sectores productivos. En agosto pasado –último mes relevado por el Indec– el derrape en la actividad manufacturera llegó al 5,6% respecto del mismo período del año pasado, con el antecedente de que en julio la actividad había caído el 5,7% y en junio, el 8,1 por ciento.


Una importante cantidad de fábricas han adelantado vacaciones o han programado suspensiones parciales hasta fines de año, entre ellas las automotrices que algunas combinan (Volkswagen) con retiros “voluntarios” y la consiguiente superexplotación de los que quedan.


Que pague el Estado


Otro indicador de la crisis y del intento de las patronales de derivarla, es la cantidad de pedidos al Estado para que –vía los Repro– pague una parte de los salarios de los trabajadores de sus empresas. La actual Secretaría de Trabajo informó que tiene en trámite 140 solicitudes que abarcan a un total de 15.000 trabajadores y que, en lo que va del 2018, ya concedió Repros a empresas para otros 25.000 (Clarín, 22/10).


En la encuesta que realizó el Indec junto al relevamiento de agosto, el 41% de las empresas consultadas respondieron que, para el trimestre setiembre-noviembre, esperan una caída en la cantidad de horas de trabajo y el 31% una baja en la dotación de personal. La caída en las horas de trabajo alcanza a la mayoría de los sectores industriales, en particular con la virtual desaparición de las horas extraordinarias.


El golpe en la mesa


Un indicador del correlativo retroceso en los ingresos obreros es que en julio pasado el consumo en hogares tuvo un desplome del 3%, que se suma a las caídas del 1% en mayo y del 2% en junio y se proyecta que el 2018 será el tercer año consecutivo con signo negativo (Ambito.com, 31/8). “Lo que estamos viendo es una baja muy pronunciada en el poder adquisitivo de la población, lo que se traduce en una baja inevitable del consumo”, dijo un economista a La Nación (10/9).


“En los hogares de nivel bajo inferior, que abarca al 17% de los hogares argentinos, se destina el 57% de su ingreso al consumo masivo. Si sus ingresos crecen debajo de la inflación, su único camino es consumir menos productos básicos” (iProfesional 17/8).


Un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), hecho sobre los habitantes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, reveló que el consumo de carne durante el mes de septiembre cayó el 54 %. También se derrumbó el consumo de frutas y verduras (63%) y de lácteos (34%) y, en el caso de los medicamentos, la caída fue del 23 por ciento (Nueva Ciudad 23/10). 



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Loa cantidad de fábricas cerradas en todo el país ya se cuentan por centenas. Hay decenas de miles de puestos de trabajo perdidos y una masiva cantidad de suspensiones.


Si la cantidad de despidos no ha sido aún más abultada se debe a que las patronales reducen la masa salarial por la vía de recortes en las horas trabajadas, retiros y mayor explotación laboral. La brutal devaluación del 100% desde principios de año y las tasas superando el 70% anual, garantizan la continuidad de la caída en la actividad.


Las patronales suman a las suspensiones o las vacaciones anticipadas, la violación de hecho o acordada con la burocracia sindical, de los convenios colectivos de trabajo, incrementando la flexibilización laboral y la polifunción.


Ante este cuadro de desastre, la burocracia sindical de todos los colores mira para otro lado, asfaltando el camino del ajuste macrista. “Hay que votar bien en el 2019”, repiten cuando más del 50% de los hogares no llega a fin de mes con sus magros ingresos.


Hay que defender los puestos de trabajo y el salario con un plan de lucha que comience con un paro general activo de 36 horas. Ocupación de toda fábrica que cierre o despida y apertura de los libros de esas empresas, para comprobar su real situación económica.


Ante la baja de la producción, con las consiguientes suspensiones y reducciones de las horas de trabajo, como consecuencia de la política económica recesiva del gobierno nacional y acompañada por los gobernadores, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario. Los trabajadores no deben ser quienes paguen los platos rotos de esta crisis provocada por los capitalistas.


Por un congreso de delegados de base con mandato para desarrollar un verdadero plan de lucha por todas las reivindicaciones obreras, hasta derrotar al plan de guerra de Macri, los gobernadores y el FMI.


Basta de suspensiones y despidos


Respeto de los convenios colectivos de trabajo


Ocupación de toda fábrica que cierre o despida masivament